Chertorivski y su ignorante desparpajo al opinar del huracán en Acapulco
Salomón Chertorivski, un político que es de los que, en México, más desconfianza me inspira, y eso ya no es poca cosa decirlo, ha salido a opinar en varios programas de radio y TV acerca del huracán en Acapulco, en cuanto a lo que se debió hacer y no se hizo. El oportunista y ambicioso rapaz (no lo puede ocultar) se presenta como un erudito en todo tema, incluido el del referido en Acapulco. No es el único, pero un servidor, que nació y vive y sufrió aquí el huracán Otis sí cree estar lo mínimamente autorizado a puntualizar algunas particularidades:
1) Un aviso “oportuno y a tiempo”, como vociferan Chertorivski y compañía, era simplemente IMPOSIBLE, debido al inusitado cambio en la dirección y en la intensidad de meteoro (a medio día apenas, se esperaban solo lluvias de moderadas a fuertes).
2) Los “refugios” destinados a ese tipo de fenómenos, son canchas, escuelitas, parques techados y clínicas, los cuales la mayoría ya NO existen, es decir, que de haber la gente aceptado (el 98% no lo habría hecho ni utilizando la fuerza pública) abandonar sus casas para ir a esos sitios, simplemente dichos refugios no habrían sido otra cosa sino su TUMBA, ya que en Acapulco jamás desde que los más viejos del lugar tienen memoria, los vientos no hacían el menor daño, dado los macizos montañosos que representan sus bahías.
3) Es decir, que los BAÑOS de las casas y los hoteles fueron las estructuras, esos sí, REFUGIOS, que salvaron, literalmente, docenas de miles de vidas de acapulqueños, ya que la fuerza de los vientos arrancaron de raíz ceibas, mies de postes de energía eléctrica, torres de alta tensión, antenas gigantes, automóviles e incluso estructuras de concreto, como muros con columnas incluidas, y donde la gente en los tan cacareados “refugios” hubiera desaparecido de la faz de la tierra; vamos, que por eso (RELATIVAMENTE) al huracán ‘Paulina’ no murieron miles, que en aquel meteoro de 1997, nunca se sabrá la cifra, ya que el agua desapareció colonias completas de la faz de la tierra.
3) El problema de las autoridades locales, estado y municipio, fue el dejar a merced de la anarquía total a la Ciudad durante más de 48 horas, en donde ninguna corporación de esas dos esferas de competencia asomó la cabeza, dando pie a los bestiales saqueos, en los que no solo las policías no trataron de evitar ni uno, sino que (y esto yo lo vi) participaron incluso de ellos, con toda la desvergüenza posible. No fue sino hasta el viernes, que la Federación llegó a poner el orden y a comenzar a restablecer, poco a poco pero con esfuerzos encomiables, los servicios mínimos: CFE, Conafor, Sedatu y Guardia Nacional, Marina, Ejército y muchas más, además del gobierno de CDMX, vehículos de estados y ayuntamientos de otros lares y también organizaciones de la iniciativa privada.
Vamos, que la “gran idea” y queja de Chertorivski, acerca de llevar a gente a esos refugios improvisados, no hubiese sido más que una desgracia de mucho más grandes proporciones de lo que, ya de suyo, lo ha sido.