A México se le respeta… Y a su presidenta, también

Claudia Sheinbaum ha impactado al mundo.

Y es que no solo en México, país que gobierna con el 80% de aprobación, la actual presidenta se ha ganado la admiración de hombres y mujeres incluso en el extranjero, donde su nombre suena con fuerza, en positivo y con admiración.

A la actual mandataria mexicana le ha tocado librar un sinfín de obstáculos, unos previsibles, otros cayeron en cierta forma de sopetón.

Primero, la aprobación de las reformas que dejó pendiente Andrés Manuel López Obrador, entre ellas la del poder judicial, que la misma Claudia ha calificado como una “bendición”, pues por primera vez en nuestra historia iremos a las urnas a elegir a jueces, magistrados y ministros.

El éxito o fracaso de esta reforma lo sabremos después del 1 de junio, día que se llevará a cabo la elección. En esa fecha también sabremos si hubo mano negra, si hubo fraude o si de plano a muchos mexicanos les pasó de noche y hubo poca afluencia de votantes. Sin duda, serán los meses posteriores cuando sabremos si la reforma fue un acierto o si, como se dice coloquialmente, salió peor el remedio que la enfermedad.

Otro tema, más inmediato y no menos complicado, es el de los aranceles y el narcotráfico, que hasta el momento nos mantiene a la expectativa, pues Trump, megalómano, necio y narcisista, un día dice una cosa y otro dice otra.

Pero esta inestabilidad del presidente estadounidense no parece atemorizar o amedrentar a la mandataria mexicana.

Claudia ha demostrado tener un carácter firme, a la vez amable, sincera, pero también fuerte, resiliente, astuta y si me permiten el término, es una mujer cabrona.

La RAE le da al término “cabrón (a)” nueve significados distintos, de los cuales destaco el que cito textual:

adj. coloq. Cuba y Méx. Dicho de una persona: experimentada y astuta.

La presidenta ha demostrado ser una mujer experimentada en el arte de la política, ninguna duda hay de esto. Pero además se nota a leguas que sabe “domar” a los incómodos o necios, incluso a los patanes. Varios de ellos son sus compañeros de partido, algunos incluso fueron los llamados “corcholatos” y han tenido que tragar sapos enteros y hacer equipo con ella, lo cual no quiere decir que no estén esperando o hasta deseando su caída.

En la política no hay amigos ni enemigos permanentes ; solo interés permanentes, como bien dijo atinadamente Lord Palmerston. Claudia esto lo sabe muy bien y no creo que se confíe de ellos. Es amable, astuta y sumamente inteligente. Nada más. Estoy segura que si en algún momento debe reemplazarlos lo hará, o si tiene que llamarles la atención, también. Ya le dio su jalón de orejas a Ricardo Monreal con el escándalo del helicóptero.

Y qué decir de Donald Trump, el indomable e iracundo, quien calificó a la mandataria como “una mujer maravillosa”.

El episodio de los aranceles no es tan pequeño como para mantenernos tranquilos, pero Claudia ha sabido sobrellevarlo con éxito, hasta ahorita, porque el plazo vence en tres días y habrá que volver a negociar.

La extradición de 29 criminales de alta peligrosidad ocurrida el pasado jueves, debe ser parte de esta negociación que busca el bien común de ambas naciones. Claudia hizo lo que tenía que hacer y lejos de lo que muchos piensan, no fue sumisión, fue conducirse de modo correcto.

La presidenta está muy lejos de ser sumisa. De no bajarle dos rayitas al tono agresivo que usa Trump, Sheinbaum buscará alguna estrategia de negociación pero jamás cederá ni permitirá una humillación. La mandataria tendrá un as bajo la manga, estoy segura.

Este episodio en la relación bilateral debe quedar marcado en los anales de la historia, independientemente del resultado final, pues hemos visto el temple de Sheinbaum Pardo de tal forma que es más fácil ver explotar a Trump que a ella. No, a Claudia nadie la doblega, ya lo veremos.

Lo que sí es un hecho: Sheinbaum ha insistido mucho en que “A México se le respeta” y para respetarlo, ella se ha dado a respetar. Si alguien tuvo la vaga idea de que se iba a dejar manejar, se equivocó. A menos de seis meses en el poder hemos conocido de qué está hecha nuestra presidenta. Y esto apenas comienza.

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