Taboada se acerca al Palacio del Ayuntamiento

A diferencia de lo que sucede hoy rumbo a las elecciones presidenciales, la carrera por el gobierno de la Ciudad de México arroja luces sobre su desarrollo. De acuerdo al último sondeo realizado por El Financiero, Clara Brugada lidera las encuestas de opinión con apenas un 5 por ciento de diferencia, colocándose con un 42, mientras Santiago Taboada alcanza el 37.

La Ciudad de México, la misma gran urbe que ha sido testigo presencial de las marchas en favor de la democracia, de la invulnerabilidad del INE, que se ha vestido de rosa, que ha congregado a miles de hombres y mujeres y que fue víctima del despotismo lopezobradorista cuando fue retirada la bandera del Zócalo, hoy ha alzado la mano para anticipar una contienda electoral vibrante.

¿La cerrada elección responde a los partidos políticos que postulan a Taboada, a la pérdida de credibilidad de Morena en la capital o al desgaste tras tantos de años de gobierno del PRD y Morena?

A mi juicio responde a una combinación de factores. En primer lugar, como he señalado, la Ciudad de México se distingue por ser una ciudad activa, diversa y plural. Si bien cuenta con bastiones de izquierda como las delegaciones Iztapalapa o Cuauhtemoc, otras como Benito Juárez , Miguel Hidalgo o Cuajimalpa han mostrado históricamente su apoyo a las coaliciones integradas por los partidos de “centro-derecha”

Por otro lado, los capitalinos, activos políticamente, han dado muestras de buscar alternativas a una sucesión de gobiernos locales que, con sus luces y sombras, han fracasado en materias como el suministro de agua y las recientes tragedias acaecidas como el accidente en la línea 12 del metro.

En adición, todo indica que las especulaciones en torno al supuesto “cártel inmobiliario” de Santiago Taboada no han tenido eco en los votantes. Por el contrario, parece que han reforzado su visibilidad, pues el otrora desconocido ex alcalde de Benito Juárez es hoy bien valorado entre los votantes.

Otro aspecto que merece mención es la posibilidad misma de que Claudia Sheinbaum, una vez electa presidente, habrá perdido el bastión que le sirvió como principal plataforma política. ¿Le conferirán los mexicanos su confianza mientras los capitalinos votarán por una alternativa política?

¿Esta aparente contradicción responderá a la extraordinaria maquinaria propagandística del partido oficial, y a la vez, al descontento cuasi generalizado de los habitantes de la Ciudad de México hacia su ex jefa de gobierno? Veremos.

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