¿Acaso somos un país de ‘burros’?

Nada bueno puede resultar de “gobernar” bajo el principio del 90 por ciento de lealtad-diez por ciento de capacidad, aunque el presidente López Obrador jure y perjure desde su púlpito mañanero que el país está “requetebién y que el pueblo está “feliz, feliz, feliz. La realidad es la enemiga mortal de los gobiernos populistas y eso es algo que en Palacio Nacional no quieren entender. Mientras el primer mandatario tenga a la mano la desgastadísima muletilla de los “otros datos”, México se puede desmoronar desde distintos frentes (seguridad, salud, migración, educación, etcétera) y ni quien haga o diga nada…

Recién nos enteramos de los resultados de la prueba estandarizada que anualmente realiza la Dirección de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), el famoso examen PISA que se le aplica a estudiantes de 15 años (de tercer grado de secundaria) de 32 naciones del mundo y el panorama para los chicos mexicanos no pudo ser más desalentador: dos de cada tres escolapios en México no saben realizar operaciones matemáticas simples, uno de cada dos no tiene comprensión de lectura y uno de cada dos no posee conocimientos científicos y tecnológicos.

La educación pública mexicana pasa por una de sus peores crisis en décadas y el Presidente y sus aplaudidores prefieren celebrar que cada mes se rompe el récord de envío de remesas de Estados Unidos a México o que el dólar está fluctuando por debajo de los 20 pesos.

¿Por qué habría de preocuparle al Presidente, a los miembros de su gabinete y a los legisladores que rabiosamente defienden los “logros” de la Cuarta Transformación el desastre de nuestra educación pública, si por principios de cuentas sus hijos asisten a caros colegios privados e incluso muchos de ellos estudian en el extranjero en instituciones educativas, en las cuales (dicho por ellos mismos en el pasado inmediato) asisten sólo para aprender a robar?

​Pero eso sí, el presidente López Obrador desprecia y menosprecia los resultados de la prueba PISA realizada por la OCDE supuestamente porque ésta es un maligno y perverso ente neoliberal, cuya única razón de ser es fabricarle complots para hacerlo quedar mal frente a sus seguidores.

Además, estos resultados están sesgados porque, según la Secretaría de Educación Pública (SEP), la educación de los niños y adolescentes mexicanos se vio severamente afectada en los años recientes por la pandemia del Covid-19. ¡Sí, claro!, como los estudiantes de las otras 31 naciones evaluadas tuvieron la oportunidad de irse a estudiar a Júpiter, a Saturno o a otra galaxia. Sin embargo, al primer mandatario se le olvida algo muy importante: la OCDE, muy neoliberal y conservadora que ésta sea, no mide ni evalúa ideologías… mide y evalúa conocimientos.

​Así las cosas, no esperen que en el corto plazo nuestros gobernantes le apuesten a un viraje dramático en la política educativa. Nada de eso. No olviden que las masas mientras más ignorantes es más fácil infuenciarlas y manipularlas. Y eso es algo que el presidente López Obrador sabe perfectamente. ¿O a poco creen que puso a Delfina Gómez Álvarez y a Leticia Ramírez Amaya a “dirigir” la SEP nomás porque sí?

 

X: @Yalessandrini1

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