En Morena hay un equipo auténtico; en el Frente simulación total

Xóchitl Gálvez no ha entendido que, en un proceso de esta naturaleza, las formas importan mucho. De hecho, el trasfondo es el que realmente llama la atención. Hablamos del equipo de precampaña del Frente Amplio por México. Si hacemos una reflexión crítica, eso nos lleva a un terreno sencillo de descifrar: el reparto de posiciones fue, ni más ni menos, parte de una negociación con las tres fuerzas políticas de la derecha. Y, si nos adentramos más, podemos deducir que, para el caso, es un manojo de componendas y, en algunos casos, es sinónimo de corrupción del pasado que, en lugar de ayudar, hundirán más el barco de Xóchitl.

Esa es la expresión correcta de un fracaso anunciado. No hay tiro como ellos insisten y, lo peor de todo, están sumergidos en una crisis de credibilidad. Así podemos calificar el equipo que acompañará los trabajos de Gálvez. Por un lado, conservadores y detractores del gobierno actual y, por el otro, actores con muchos señalamientos que, en algunos periodos, actuaron en complacencia de la corrupción, como el caso de Felipe Calderón. Incluso, no creo -por cómo se dieron las cosas- que Xóchitl haya decidido a la mayoría de los integrantes. Como es una composición variopinta, cada partido impuso a los jugadores en la cancha. Se trata, entonces, de una derrota cantada y, en una de esas, el brinco definitivo al tercer lugar ante el avance sistemático de Movimiento Ciudadano.

Sigue existiendo, en mayor proporción, una animadversión por los partidos tradicionales del PRI, PAN y PRD. La mayoría de la sociedad, de acuerdo con las encuestas de mayor prestigio, jamás votaría por esos partidos por el ánimo exacerbado que aún existe por tantos años de corrupción. Será que, el próximo año, seremos testigos del final del Sol Azteca. La tendencia, por ejemplo, tiene datos poco alentadores para el partido de la Revolución Democrática.

De acuerdo con la encuesta del País, el PRD tiene el 3% de la intención del voto. O sea, está al filo de la extinción, considerando el margen de error estadístico, especialmente por la sociedad que ha sostenido con la derecha y que, a todas luces, lo llevará a sepultar una lucha que -a principios de su gestación- fue auténtica, sin embargo, desde que se volcaron a firmar el Pacto por México, el costo político ha sido muy alto para caer en la degradación.

Y todo el Frente, en ese sentido, es visto de la misma forma. Por esa razón, Morena es potencialmente superior en todos los sentidos. Tiene, entre muchas cualidades más, un proyecto de nación. Caso contrario, la derecha no ha tenido la capacidad para generar propuestas. Su narrativa de la oposición, claro está, ha puesto los ojos en el ataque frontal al presidente Obrador. Solo eso. En cambio, la columna vertebral del lopezobradorismo tiene la virtud de generar una agenda integral, no se diga desde el legislativo, donde los senadores han sentado un precedente importante que, de hecho, constituyen el corazón de la 4T.

A Claudia Sheinbaum, por supuesto, le ha funcionado muy bien los nombramientos de su primer círculo. Uno de ellos, por supuesto, Ricardo Monreal, que es el gran estratega o, mejor dicho, el operador clave que, no cabe duda, está dando muchos resultados a favor de la causa de Morena. De hecho, el zacatecano se muestra siempre propositivo para apuntalar los trabajos territoriales, especialmente a ras de tierra, donde tiene gran presencia y simpatía. Bajo esa batuta, Sheinbaum ha mantenido un buen ritmo en las entidades federativas que ha visitado en dos semanas del inicio de la precampaña. Se aprecia, por ejemplo, el nivel que le imprime Monreal como protagonista y, de paso, como una voz que le ha dado equilibrio al proceso en temas fundamentales.

Para entender mejor, no hay punto de comparación entre un equipo de precampaña auténtico y la composición variopinta del Frente o, dicho sea de paso, la expresión más clara del desdibujamiento de la derecha. Eso, entre muchos factores más, son componentes para descifrar el triunfo arrollador de Morena en las urnas. Es verdad, el Frente Amplio por México contribuirá al poner en la cancha a una candidata tan limitada como Xóchitl y, de paso, a una estructura que, si asumimos un criterio claro y reflexivo, nos podemos dar cuenta de que se trató de una negociación y que, para el caso, le impusieron a Gálvez a cada uno de sus operadores.

A propósito, muchos de los operadores de Xóchitl se asumen como apartidistas o parte de la sociedad civil, cuando, por mucho, su patología o la sangre que transita por sus venas es ultraconservadora y golpista. Por esa razón, el Frente Amplio por México sigue simulando.

Caso contrario, Claudia Sheinbaum ha demostrado tacto para el armado de su equipo que, desde cualquier ángulo, es potencialmente superior a cualquiera en nivel y capacidad.

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