El huracán contra el Poder Judicial

Más allá del huracán Otis y la estela de destrucción que dejó en el Puerto de Acapulco y de que nuevamente la desgracia exhibió la incapacidad del gobierno federal, hay otra tormenta que acecha y los daños que provocaría pueden dejar al país entero en la desolación, me refiero al ataque brutal de AMLO en contra del Poder Judicial.

Su ambición por el poder no tiene límites y por cualquier medio trata de nulificar al Poder Judicial para ser él y nadie más que él, quien tenga la justicia en sus manos.

¿Con qué autoridad moral el presidente cuestiona los procedimientos del Poder Judicial?

Piensa que él y los suyos pueden hacer sus fechorías sin que el pueblo se de por enterado, es más, y no exagero, ha demostrado su desprecio al pueblo porque en el fondo piensa que no existe, que la política es asunto de políticos y de élites, así se formó, sin el menor respeto por el pueblo, con decisiones cupulares, en el caso de su gobierno, con sus familiares, esposa, hijos, hermanos y primos, sus allegados de Palacio y de la oligarquía cuatroteísta, con los privilegiados de siempre y los de ahora, como Carlos Slim, su Grupos Asesor con Carlos Hank González, presidente de Grupo Financiero Banorte; Bernardo Gómez, copresidente ejecutivo de Grupo Televisa; Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas; Olegario Vázquez Aldir, de Grupo Empresarial Ángeles; Miguel Rincón, director de Bio Pappel, Daniel Chávez dueño de Grupo Vidanta y jefe de José Ramón López Beltrán.

Contrapesos

El Poder Judicial, pese a sus retos,  en todo momento ha apegado su actuación al mandato Constitucional sobre la división y el equilibrio entre poderes, algo que AMLO no está cumpliendo. La actitud del presidente es de intromisión en las facultades de los demás Poderes buscando en todo momento “corregirles la plana”.

La borregada legislativa

Al Legislativo le ordena que a sus iniciativas no les mueva “ni una coma”, y quiere pasar sobre el poder Judicial y decidir quién es corrupto, criminal o quién viola la ley o la Constitución.

Pero el diseño democrático se sustenta en pesos y contrapesos precisamente para evitar que el presidente en turno se convierta en un dictador con poder absoluto. Si los contrapesos se eliminan y el presidente asume facultades que no le corresponden, estaríamos ante el fin de la democracia y del Estado de Derecho.

La Corte, la última frontera

Lo ha intentado, pero legal y constitucionalmente no ha podido aniquilar al Poder Judicial, de ahí su desesperación y su estrategia para, de perdida, someter a la Corte. Tratar de desaparecerlos antes de tener que dar un golpe de Estado y destruir a los poderes de la Unión, quitándoles recursos físicos, materiales y económicos y atacándolos brutalmente.

Los privilegios

Su discurso manipulador y muy trillado sobre los “privilegios” del Poder Judicial, ya afectaron a directamente a miles de trabajadores, sueldos, equipamiento, inmuebles y otras muchas cosas que requiere el Poder Judicial para operar.

Lo cierto es que por la boca muere el pez, incluyendo el pejelagarto. Con su decisión de eliminar 13 fideicomisos del Poder Judicial, AMLO va por 15 mil millones de pesos, cantidad que, por cierto, es apenas la cuarta parte de los fideicomisos que recién creó para el Ejército que ascienden a 116 mil millones. A eso hay que sumar un recorte presupuestal considerable a esa misma rama del Estado.

La decisión de AMLO afecta a más de 50,000 trabajadores del Poder Judicial de la Federación y más allá de sus dichos de que los fideicomisos existen para beneficiar a los ministros de la SCJN, lo cierto es que su extinción afectará a todos los servidores públicos que laboran en dicho Poder.

Por eso la marcha de hace dos domingos que se replicó en varias ciudades del país, pero, como de costumbre, AMLO no escuchó al pueblo, solo descalificó y acusó de que eran manipulados por los fifis. El mismo discurso racista, sectario y clasista que tanto daño ha hecho a nuestra sociedad.

La Corte es intocable, la división de poderes es la base del equilibrio sobre el que se sustenta el Estado mexicano, nada ni nadie, y mucho menos el inquilino que ostenta el poder de forma temporal, puede estar sobre eso.

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