Un Xóchiltbus sin rumbo y una candidata ganadora

Vaya calambre que le dio a la oposición con la encuesta publicada en el diario Reforma que arrojó los siguientes resultados: Claudia Sheinbaum: 58%, Xóchitl Gálvez: 34%, Jorge Álvarez Máynez: 8%

Estas cifras encendieron la mecha sobre todo porque el diario propiedad de la familia Junco se ha caracterizado por su línea antimorenista y antilopezobradorista, pero ante los datos duros no queda más que tragar sapos.

¿Sería creíble un resultado donde Sheinbaum estuviera en desventaja frente a Xóchitl? Definitivamente no. Los estudios demoscópicos desde mucho antes del inicio de la campaña han colocado a la ex jefa del gobierno capitalino muy por encima de quien abandera la “maldita trinidad”: PRI-PAN-PRD.

Y es que lo he dicho: las candidaturas no se ganan en un día ni en una campaña. Con la doctora Sheinbaum tenemos un proyecto de nación estructurado, serio, realista, en tanto con Xóchitl vamos de ocurrencia en ocurrencia, con falsas promesas y cosas irrealizables. Si de por sí abanderar partidos nefastos y en peligro de extinción ya era cargar con negativos, al abrir la boca solo para proferir improperios, solo cavó un agujero tan profundo del cual no saldrá ni yendo a bailar a Chalma.

Pero a ver, siendo sinceros la encuesta del Reforma y el hervidero de comentarios que desató fue solo la explosión de una olla exprés que estaba a nada de tronar.

El rechazo de la ciudadanía a Xóchitl es producto de una terrible decepción de la clase pudiente, los “fifis”, los puritanos e hipócritamente conservadores, que no hicieron “match” ante las vulgaridades de una candidata a la que vieron:

1. Diciendo leperadas, tantas que en un video que circula en TikTok se le contaron en menos de dos minutos más de diez

2. Confesando a la periodista Adela Micha que ha probado el peyote, la ayahuasca y que cuando lo hizo veía ovnis

3. Que se luce en reuniones con jóvenes bebiendo cerveza

4. Que se regodea y disfruta al comer antojitos en forma de pene

Y no solo eso.

Gálvez no supo navegar en los dos mundos que conforman una sociedad abigarrada como la nuestra, donde están los que mucho tienen y los que carecen de todo.

Quiso ser “pueblo” sin en verdad entender a los de abajo. Quiso ser de alcurnia y hasta hacerse internacional con viajes en los que fracasó.

Y en tierras mexicanas menospreció lugares que visitó como Tijuana, ciudad que se le hizo “feíta” y muy distinta a Cancún.

En ese mar de gente tan distinta, de pueblos y ciudades tan dispares. Xóchitl de plano naufragó.

Hoy se sube a un Xóchitlbus lleno de sueños guajiros y de muy alto costo, diciendo que es más rápido que el Tren Maya y grabando videos donde baila, canta y come. Lo suyo, de plano, no es la seriedad.

¿Le extraña a usted que vaya perdiendo en las encuestas?

“Tengo la certeza que voy a ganar la elección”

En un arranque de positivismo tóxico Xóchitl Gálvez dijo ayer en su “conferencia sin miedo” que estaba segura que iba a ganar la elección y desestimó la encuesta publicada en Reforma.

“Soy cabrona, soy entrona y no me afectan las encuestas”, respondió a los reporteros, quienes por cierto, estuvieron apapachados recibiendo elogios de la candidata, quien no perdió oportunidad para aceptar que les da su “chacaleo”, su chayo, su dinerito, pues.

Seguro hay de “chayos” a chayos”, así que ponga usted la cifra de cuánto recibirán Loret, Aguilar Camín, y un largo etcétera.

Es entendible la desesperación de quienes estaban babeando por volver a ver sus cuentas bancarias engordar, agradando al presidente (en este caso, presidenta) bajo la tónica de la muy célebre frase de “yo no pago para que me peguen”.

Ay señores, ya los sacaron al balcón.

Tendrán que esperar al 2030 a ver si les toca, aunque sea un poquito, del presupuesto asignado para la campaña del siguiente candidato (a) opositor. Ni modo.

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