Decepción por los derechos laborales, el Sistema Nacional de Cuidados y el periodismo

El resumen de los trabajos de esta legislatura del Congreso de la Unión, fuera de las iniciativas presidenciales, ha sido un tanto decepcionante.

Por una parte, este martes, la Cámara de Diputados aprobó modificaciones a la Ley General de Desarrollo Social, enfocadas en el ámbito de los cuidados, con el fin de impulsar políticas públicas, programas y acciones destinados a garantizar el acceso a servicios para la población en situación de dependencia y proteger los derechos de las personas cuidadoras. El concepto de cuidados y el derecho al cuidado de todos los seres humanos, una labor realizada principalmente por mujeres, ahora se contempla en el proyecto de ley que pasa al Senado de la República junto con el compromiso de establecer la política nacional de cuidados e incluir el derecho de personas vulnerables a recibir esa protección de parte de instituciones del Estado.

La realidad: El sistema nacional de cuidados ha estado frenado y congelado desde 2020, siendo que la reforma recién aprobada con 335 votos a favor y 1 abstención fue declarada como “sin impacto presupuestal”. Es decir, que el Estado no invertirá un solo peso en equilibrar las tareas. Entre los cambios aprobados se incluye la incorporación del concepto de “Trabajo de Cuidados”, definido como las actividades que garantizan el sustento de la vida, abarcando desde el cuidado de los cuerpos y la educación de las personas, hasta el mantenimiento de los vínculos sociales y el apoyo emocional en el ámbito familiar. Aunque un concepto no cuesta dinero, han dicho legisladores que estas tareas serán cargadas a las distintas áreas de la administración pública que ya existen.

Entre toda la decepción, la diputada Susana Prieto señaló que la medida carece de presupuesto suficiente para apoyar a las personas cuidadoras, especialmente a las mujeres, y para garantizar la atención a las personas vulnerables. Además, recordó que la reforma constitucional que reconoce estos nuevos derechos aún no ha sido aprobada por el Senado, lo que deja a la enmienda en una situación jurídica incierta. Es decir, que el hecho de no contemplar dinero directo para quienes cuidan es igual que nada. Demagogia barata que no mejora la realidad de aquellas personas que no pueden conseguir un empleo porque deben dedicarse a cuidar, cifra que para 2022 rebasaba los 4 millones, de los cuales, 83% son mujeres, de personas en edad y capacidad laboral, que no pueden trabajar por dedicarse a los cuidados en el hogar.

A pesar de estas limitaciones, las reformas fueron aprobadas y la minuta fue enviada al Senado. Esta incluye cambios en cinco artículos, así como la creación de un nuevo capítulo sobre la “Política Nacional de Cuidados”.

Antes de la votación, la Secretaría de Hacienda reconoció que este capítulo podría tener un impacto presupuestario, aunque no se estimó un monto específico. Se señaló que cualquier propuesta de aumento de gasto debe acompañarse de una iniciativa de ingresos o compensarse con reducciones en otras partidas, según lo establecido en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.

Sin Sistema Nacional de Cuidados y con explotación laboral

El mismo martes, las reformas por los derechos laborales que están tocando aquella “fórmula pétrea” de 116 años, fueron detenidas por instrucción presidencial.

No habrá reforma para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas ni doble aguinaldo ni pensiones dignas ni aumento a 20 días en la licencia de paternidad para que los hombres incrementen su involucramiento en los cuidados de recién nacidos. A pesar de todo lo que costó para ciudadanos de a pie el consenso, no habrá reformas pues asegura que son utilizadas con fines electoreros… ¿Qué le está pasando al presidente?

Para colmo, la tiranía del miedo impera para quienes reportan desde las dinámicas locales: Un texto cuestionando al “Señor de los Gallos”, el último vínculo posible a la desaparición de Jaime Barrera. Está triunfando la pedagogía del silencio por terror. Nadie es capaz de encontrarlo. Las letras que nos atrevemos a pronunciarnos, no podemos dejar de sentir el escalofrío que recorre los hombros al saber que, si mañana somos nosotros, nadie iría en nuestra búsqueda a localizarnos. Que a lo más que podemos aspirar es a mártires, a íconos que se vuelven el nombre de un concurso de periodismo. Una condena en la que la sumisión y el silencio le va ganando a la libertad pues no solo es conveniente a los criminales, sino también, a los gobiernos criticados y cuestionados.

Un gobernador como Alfaro, ávido de que corran ríos de sangre. Un gobierno federal, ávido de lavar las manos culpando al partido de en frente. Una familia rota. Cientos de periodistas temerosos. Una dinámica en la que tiembla la última esperanza exigiendo velocidad para encontrarle con vida, mientras la boca seca pasando lento y doloroso saliva nos recuerda que menos del 30% de las personas que desaparecen en este país pueden volver a casa. Pero es temporada electoral, cualquier expresión puede ser tomada a golpismo y mañana, nuestro nombre se suma a la lista de los desclasados y neoliberales.

La decepción también mata la esperanza, presidente.

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