El #Blabladorismo
“Nunca tengas miedo a decir la verdad, sin olvidar que algunas veces es mejor callar, por caridad con el prójimo. Pero no te calles jamás por desidia, por comodidad o por cobardía.”
JOSEMARIA ESCRIVÀ DE BALAGUER
“Debemos ordenar el caos. Y no tengo duda de que el mejor y más veloz método es implantar la ley de los ciudadanos en vez de la de la turba.”
GANDHI
La desidia y la incompetencia= criminalidad
24 horas antes de que Otis llegara a las costas de Guerrero, el servicio meteorológico de Estados Unidos ya había anunciado que este era un huracán atípico y que evolucionaba para mal. Mas no fue sino hasta las 20:00 horas del día de la tragedia que López Obrador, de acuerdo a sus propias palabras, “se entera” de la dimensión del fenómeno.
Tardará una hora en informar, pues no fue sino hasta las nueve de la noche (21:00 horas) que escribe un mensaje en “X” (Twitter) relativo a la furia del huracán. Realmente poca información; ninguna acción por cuanto al cuidado y protección ante lo que se venía.
Para las 01:00 horas del día siguiente, Otis destruyó Acapulco.
Si esto fuera un parte de guerra, faltaría decir que López Obrador y sus asesores se equivocaron al optar por la vía terrestre para acceder al puerto siniestrado. Asimismo, que la acción no venía acompañada de ayuda. Seguimos sin saber cuál era el objeto de su MUY corta visita a Acapulco (¿llegó y a qué?). Se reprobaría a las Fuerzas Armadas por tener los vehículos necesarios para arribar a ‘la zona cero’ y no usarlos. Se diría también que hubo desidia por cuanto a informar e incompetencia en tomar las medidas necesarias para enfrentar la tragedia de inmediato y evitar a toda costa que la situación —por cuanto a inseguridad, descontento social y precariedad se refiere— se saliera de control.
Y es que si hay algo que los testimonios —no importando la zona del municipio de Acapulco del que se trate— han repetido constantemente es que no hay suficiente presencia de la Guardia Nacional o del Ejército para poner orden y facilitar la entrega de ayuda. Que las autoridades brillan por su ausencia. En otros momentos las Fuerzas Armadas (así sea las apostadas en la localidad) se han presentado prácticamente de inmediato. Ahora, a más de 48 horas de lo sucedido, hay realmente poca presencia de soldados y marinos para apoyar a la población.
La desidia y la incompetencia de los gobiernos federal, estatal y municipal, todos emanados de Morena, han logrado empeorar una situación de por sí extrema.
Menos politiquería, más solidaridad
Mal del primer mandatario (y las autoridades que a raja tabla lo interpretaron) dar a entender que se monopolizaría la entrega de ayuda humanitaria en Guerrero y que la asistencia —especialmente de las organizaciones de la sociedad civil, dijo— no era bienvenida por parte del gobierno que él encabeza. Ciertamente en algo contribuyeron negativamente sus expresiones que un pueblo que usualmente sobresale por su carácter solidario por primera vez se le vio dubitativo. Privilegiar el papel del Ejército ha desalentado un esfuerzo que hoy más que nunca requiere la mano de todos. Si sociedad y autoridades se complementan, el apoyo se multiplica.
El monopolio de la respuesta en una catástrofe no es buena consejera. Va en contra de la esencia misma del humanismo y contribuye a generar una descomunal e incontrolable crisis en la entidad.
Inaudito que la alcaldesa morenista de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, no cancelara el evento en el que daba a conocer su informe de labores. Este tuvo lugar al tiempo que a pocos kilómetros otra ciudad del mismo estado está devastada. Cuestionable que López Obrador la defienda. No se requieren celebraciones cuando los vecinos atraviesan tragedias.
La pregunta: ¿dónde está la gobernadora Evelyn? se planteó incesantemente durante más de 24 horas. Su misma comunicación en redes sociales generaron las interrogantes.
Pero lo más importante: ¿la seguridad cuándo? Si hay un elemento que alienta la desesperación de los pobladores de Acapulco —y de paso los hurtos y desmanes— es la falta de seguridad. No se puede repartir la ayuda humanitaria —sea a través de la Sedena, vía organizaciones sociales o en propia mano— porque NO hay condiciones de seguridad que garanticen la integridad de los donantes.
Muy poco y demasiado tarde
Las fuerzas del orden brillan por su ausencia. El robo —en muchos casos por necesidad y franca desesperación— y otros delitos han tomado las calles. ¿Dónde está el grueso de los elementos de la Guardia Nacional con los que se cuentan en México?
Esa pregunta no tiene respuesta pues la 4t también se ha dado a la tarea de dificultar el flujo de información y con ello intentar controlar el impacto negativo hacia Morena.
Errar es de humanos, pero mantenerse en el error, no hacerse responsables de las decisiones —o la ausencia de estas— es criminal.
Cuando a eso se adiciona el que la autoridad se victimice no tiene calificativo. 55 horas de que Otis tocó tierra, AMLO se encontraba lamentándose de Mario Vargas Llosa y de el gobierno español no le hubiera contestado una misiva.
0-0-0
Dimensionemos: viernes en la tarde, 65 horas pasadas de iniciado el desastre natural, López Obrador se encontraba de gira en La Paz, Baja California. En ese momento los víveres aún no comenzaban a arribar al puerto de Acapulco.
Hoy, más que nunca, Guerrero requiere de un estratega. Alguien mínimamente empático ante las dimensiones de la tragedia y la devastación. Eso no se tiene con López Obrador. No. Todo este tiempo él ha seguido en modo campaña; no quiere ser gobernante y sus subalternos y demás gobiernos morenistas tampoco.
AMLO logró lo que ningún primer mandatario antes: dividir a la población mexicana en el momento de mayor urgencia nacional. Que su blabladorismo sea lo primero en contribuir en estos momentos a la polarización es sumamente grave.