Las descalificaciones personales: el distintivo de la 4T

AMLO y sus corifeos tienen un distintivo que los hace únicos: son especialistas en la descalificación personal hacia cualquier hombre o mujer que alza la voz para denunciar el autoritarismo, el atentado contra la democracia, el intento de desmantelamiento de las instituciones, o simplemente, que critican al “compañero presidente” (con ese apelativo propio de la rancia pseudo izquierda latinoamericana).

Veamos el caso del periodismo crítico. Loret de Mola. Sin el ánimo de defender la veracidad o falsedad de los reportajes del periodista, AMLO y los suyos, en vez de salir a presentar argumentos contra el contenido del trabajo de Latinus, se lanzan contra Loret. Con supuesta información sobre sus ingresos, AMLO lo descalifica en lo personal y lo acusa de corrupción.

Otro caso. Lorenzo Córdova. El domingo pasado todos le vimos pronunciar un discurso contra AMLO y su régimen. Habló en favor de la defensa del INE y de la democracia, y cómo esta se encuentra en peligro ante las amenazas presentadas por las propuestas de reformas constitucionales.

Acto seguido los corifeos de AMLO salieron a descalificar a Córdova, no contra el contenido de su mensaje, sino contra el mismo, en el ánimo de denostarle, y con ello, en los hechos, invalidar la legitimidad de su mensaje. Con una desverguenza descomunal, criticaron al ex funcionario del INE por “haberse quitado la máscara”, como si ellos mismos hubiesen olvidado al caradura de Arturo Zaldívar y su reciente traición al espíritu de la Constitución y al principio inalienable de la división de poderes.

Otro caso. Héctor Aguilar Camín. Hace unos días AMLO presentó en la mañanera una carta, fechada en los años noventa, en la que el historiador solicita al presidente Carlos Salinas recursos para el financiamiento de su centro de investigación. Enseguida, el jefe del Estado mexicano (sí, el jefe del Estado) mostró los supuestos cheques enviados por Salinas a Aguilar.  Con ello, AMLO busca el descrédito de Aguilar Camin con el objetivo, al igual que con Córdova y Loret, de anular la legitimidad de sus críticas.

Así es la 4T: autoritaria, soberbia y sin argumentos. Creyéndose poseedores de la legitimidad del discurso, descalifican a los opositores en lo personal en vez de presentar argumentos contra el contenido de los mensajes de sus detractores. ¿Por qué lo hace? Sencillo. Sin la necesidad de recurrir a su limitado acervo intelectual, optan por las descalificaciones personales, pues son, a su juicio, sobremanera productivas en la guerra mediática.

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