¿Qué tendrá la política que todos quieren estar en ella?

Hay gente que repudia la política. Que no la entiende, no la lee, no le apasiona, tampoco le interesa. En mi caso es una de mis más grandes pasiones.

Mi padre era amante de la política; tenía una intuición nata para ella. Desde su mecedora veía las noticias, leía los periódicos y yo sentada junto a él, escuchaba sus opiniones atenta y llena de pasión. Creo que en el fondo entendía que yo podía comprender de qué se trataba la política y por eso promovía que yo leyera todos los periódicos que él leía… Y sí, una niña de 13 años leyendo el periódico era una cosa muy rara.

Pero claro, siendo yo muy  niña,  que todavía creía en los Reyes Magos, literalmente, y como tal pensaba que realmente los políticos eran unas buenas personas que se dedicaban a ello porque querían hacer cosas buenas para la gente.

No dudo que durante la historia de México, y de hecho así se sabe y así se constata, hubieron personajes en la política que verdaderamente dieron su alma y su vida por nuestro país.

Pero con el tiempo la idea de hacer buena política se ha ido deformando de una manera atroz. Sin embargo, me alegra ver y constatar que, no obstante en pleno siglo XXI, todavía existen políticos a los que les importa verdaderamente el bienestar del otro. Que son auténticos servidores públicos… Eso me da esperanza.

Pero, sinceramente he de decirles que mi lista de buenos políticos es muy muy corta. En cambio la lista de políticos que lo que menos quieren es al país es demasiado larga. Y es que ya ni siquiera lo disimulan.

Son personas que llegan a la política porque saben que tendrán que hacer muy poco a cambio de muchísimo dinero y que además su puesto les incluye paseos por el mundo y comidas espectaculares.

Por lo mismo, hoy noto, como nunca, como hay políticos que están sacando toda la garra y perdiendo todo el glamour con tal de aferrarse a un puesto.

No les importa la gente ni hacer el bien a otros. Les importa ser vistos cual rockstars , hambrientos de fama, de poder y de visibilidad.

Creo incluso, como psicóloga, poder opinar que de hecho hasta llegan a estar en un punto mental y emocional de quiebre en donde pierden de vista lo real de lo no real. Y se crean vidas alternas, con personalidades alternas, como una bipolaridad muy extraña. Porque un día son mexicanos comunes y corrientes y al siguiente día traen escoltas y ropa de marca.

Es decir que creo que sin lugar a dudas la política enloquece a las personas.

Pero la buena noticia es que hay gente que quiere más de los políticos, les exigen más, les reclaman más. Quieren pruebas, hechos y no palabras acerca de sus cientos de promesas. Esa es la buena noticia.

El político debe de ser más que un político un buen ser humano. No concibo a un político bueno, que no sea buena persona.

Un buen político tiene que tener humanidad, bondad, tiene que mantener controlado su ego y su narcisismo .

Cosas que no cualquier político logra hacer, pero insisto, los hay. Afortunadamente.

Morena tiene muchas posibilidades de ganar la Presidencia, es cierto. Pero me parece que son parte de un grupo de políticos que no se dejan asesorar. Ya no les importa convencer. Les importa taladrarnos la mente  todos los días  con sus mismos discursos.

Ya no intentan ser diferentes, carismáticos, espontáneos , honestos, sencillos. Les importa ganar como si México fuera un trofeo. Se cambian de partido como de ropa, como si no les importara lo mal que se ven con  este brincoteo.

Ya no les importa que hablen mal de ellos. Quieren dinero y lo quieren fácil y rápido. Quieren estar en el poder y sentir que tienen poder.

Por eso es que creo que don Andrés Manuel López Obrador no se irá tranquilo a su rancho. La política genera adicción. Él no la dejará.

Apostemos por observar y apoyar a candidatos y políticos que tengan buen corazón. Creo que ahí está la clave. Alguien que tenga buen corazón no se dejará corromper.

Observemos a políticos que no tengan este resentimiento de venir desde la pobreza. Muchas veces ellos son los que más quieren ganar carretadas de dinero.

Hay otros que dignamente aceptan sus carencias económicas de su pasado y construyen un mejor futuro. Eso se vale. Se llama aspiracionismo. Aunque le duela esa palabra al presidente.

Necesitamos fijarnos mucho más allá de la forma, concentrarnos en el fondo. De pronto leo muchas burlas hacia el físico de Xóchitl Gálvez o de Claudia Sheinbaum como si por ello una fuera mejor que otra.

Necesitamos ser serios y observar más y mejor. Cada minuto a partir de ahora cuenta. Cada palabra, acción, reacción cuentan.

Esperemos a ver los debates, que ahí se definirán muchísimas cosas. Y analicemos porque, de pronto. aparecen políticos poniéndose camisetas y zapatos que no son suyos con tal de pervivir de la política y de nuestros impuestos.

Por eso digo: ¿Qué tendrá la política que todos quieren estar dentro de ella?

Es cuanto.

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