El monopolio de la desigualdad
Ningún analista serio pondría en duda el razonamiento en torno a la importancia capital de que los Estados combatan la desigualdad. A raíz de la implementación del neoliberalismo, léase, la ausencia de control sobre los mercados por parte de los poderes públicos, la concentración de la riqueza ha estado marcadamente distribuida en unas cuantas familias.
En adición, existe un consenso entre los economistas modernos de que la desigualdad no se limita a ser un “efecto colateral” del crecimiento económico, como lo estimaban en los ochenta los seguidores de las teorías de Milton Friedman, sino que representa un obstáculo para el desarrollo incluyente.
Así lo comprendió AMLO desde sus inicios. A partir de aquel momento, hizo el lema del combate contra la desigualdad una de sus principales banderas. Si bien su diagnóstico fue acertado, erró en su implementación.
Oxfam México, think tank especializado en temas económicos, publicó el pasado 23 de enero un documento intitulado “El monopolio de la desigualdad”. En él la organización expone cuál es el estado de la concentración de la riqueza en México en relación con los más acaudalados y el resto del país. Resumo:
Carlos Slim concentra el 4.48 por ciento del total de la riqueza del país, mientras que otros empresarios como Ricardo Salinas Pliego y Germán Larrea acumulan en su conjunto alrededor del 3.70.El crecimiento de estas grandes fortunas ha derivado principalmente de la crisis del Covid-19, el alza incontrolada de los precios de sus servicios y la ausencia de regulaciones por parte del Estado mexicano.Una de las causas principales del aumento de la desigualdad reside en la ausencia de una auténtica reforma fiscal que fortalezca las competencias del Estado para poner un marcha una tasa progresiva.Existe una connivencia entre el poder político y el poder económico. El Estado mexicano se ha adaptado a los nuevos contextos, y los grandes empresarios han ejercido su poder de cabildeo para influir en las decisiones del gobierno y de los legisladores.
En suma, el documento de Oxfam revela que la desigualdad en México es un problema estructural que dista enormemente de ser paliado. Se recrudeció al inicio de la era neoliberal a raíz de las grandes privatizaciones, y no ha sido resuelto por AMLO. Lo ha limitado al discurso político sin llevarlo al área de las políticas públicas. En materia de combate contra la desigualdad, no ha existido ni de lejos una cuarta transformación.