Los botox del 2 de junio

IRREVERENTE

Estiramientos sociales, políticos… y faciales

Les platico un necesario prólogo: Contar con títulos universitarios no significa que se tenga educación.

Ahora sí. ¿Arre? ¡Arre!

Podría seguir valiéndome gorro… o madre, pero, como cada vez son más los que hacen esto, sale al aire como un servicio social:

Las detestables selfies

Con el título me refiero a la grotesca costumbre de “adornarse” y “adornar” sus whatsapp “u” redes sociales con selfies.

Si quienes lo hacen leyeran “Alicia a través del espejo”, de Lewis Carroll, lo pensarían dos veces antes de seguir con esa nefasta costumbre.

El problema es que escasamente “len”, como dijo Aurelio Nuño Mayer, cuando era titular de la SEP en el gobierno de Peña Nieto.

Quienes torturan con selfies a sus seguidores, padecen el síndrome conocido como “para qué leer libros, si con el celular, un dedo basta y sobra”.

A ell@s les aviso: está disponible en Amazon ese título con ilustraciones de Benjamin Lacombe.

Se los recomiendo, sobre todo a quienes no leen ni en defensa propia o nada más en caso de vida o muerte, y en estos casos, siempre y cuando tenga “monitos”.

Por cierto, los “monitos” de Lacombe en dicha obra, no tienen madre.

Reasumo:

Los pacientes diagnosticados con ese síndrome se toman selfies en cuanto espejo se les atraviesa: en el baño; en la recámara; en el elevador; en el gym, y ponen cara y pose que alguien les mintió diciendo que “les favorece”.

También lo hacen en la mesa, comiendo, bebiendo o cenando; viajando; en fin, en todos lados.

¿Por qué lo hacen?

Un día se lo pregunté a uno de esos sindromáticos y me respondió que porque vive en un país con libertad de expresión.

Ah, ta “güeno”.Porque es su vida ¿y qué?Ah, ta “güeno”.

Canibalismo no verbal

Pero si leyeran el libro de Lewis Carroll sabrían que lo que hacen es una muestra del canibalismo no verbal que padecen y que todavía no les es diagnosticado.

Con cada selfie que se toman se devoran a sí mismos.Con cada selfie que suben a sus redes están rogándole al dios Cronos que no se los siga devorando, como lo hace Saturno con su hijo, en la terrorífica pero genial pintura de Goya.

El problema es que Lewis Carroll entendía más mientras dormía, que los fanáticos de las selfies cuando están despiertos.

Estiramiento social, político y facial

En cada selfie checan si el estiramiento facial, político o social que se auto recetan, justifica la inversión.Con cada selfie buscan elevar su popularidad, porque de por medio está el botox electoral.

Muy su vida y muy su lana, pero son chocantes

Con el agravante de que si son políticos, la lana que se gastan en esos tres tipos de estiramiento, proviene de los contribuyentes o tiene orígenes mal habidos y peormente concebidos. ¿Verdad Samuel? ¿Verdad Mariana?En cada selfie revisan si las costosas garras de marca o las económicas inyecciones de botox que se compran, valieron la pena.

Por eso, yo, como dice el filósofo Neil Diamond: (I’m happy)… “Forever in blue jeans”.

Cajón de sastre:

Admiro a las personas que tienen el valor de no estirarse social, política ni facialmente, ni pintarse las canas, ni implantarse cabellos donde ya se les cayeron.

Admiro a quienes afrontan la vida con dignidad, con educación, que está muy por encima de títulos universitarios o “doctorados”, conseguidos mediante afeites de pretensión política, económica y social.

Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable Iván.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *