El higienista político 2024

La palabra pureza es la que tiene más prestigio en nuestro idioma —”y en todos los idiomas”—. Lo leí en un viejo ensayo de Pedro Laín Entralgo sobre Platón. Enseguida algunas reflexiones de ese autor y de alguien más:

“Para designar el modo de la razón que él juzga más excelente, un filósofo hablará de la razón pura”.“Para ensalzar la calidad de un alma, el hombre de la calle la llamará alma pura”.Al ver los girasoles de Van Gogh sobrará gente que exclame: ¡Qué amarillo más puro!“El cigarro puro es el monarca de los cigarros”.El autor menciona lo químicamente puro, pero no lo explica con claridad. Me gusta más la explicación de tal frase del Diccionario del español actual de Manuel Seco Reymundo, Olimpia Andrés y Gabino Ramos: se trata de una expresión que “se emplea como intensificador, con intención ponderativa”.Laín Entralgo no tiene dudas: “Por todas partes asoma la excelsitud de nuestra idea de lo puro, particularmente en el Evangelio que promete “la suma recompensa a los puros o limpios de corazón”.Quien quebranta la ley moral es una persona impura, manchada, que debe ser purificada.En nuestros tiempos caracterizados por las impurezas —contaminación extrema, exceso de basura, suciedad por todas partes, etcétera— no bebemos agua si no está purificada.La purificación es un ideal antiguo: “Ocupa un lugar esencial en el corazón mismo del pensamiento platónico”.La idea de Platón “acerca de nuestro conocimiento de la verdad de las cosas” no puede separarse “de su concepción de lo puro y la pureza”.Entonces, dice Laín Entralgo, “con su ingente obra intelectual Platón se propuso, ante todo, la meta de enseñar a los griegos a ser real y verdaderamente puros o limpios”.Visto de esa manera, “Platón habría sido un colosal higienista filosófico”.

El higienista político

Si la palabra pureza es la más prestigiada, lógicamente la más desacreditada es impureza. Creo que Andrés Manuel López Obrador lo entendió y lo aplicó en política. Desde hace más de cinco años el presidente de México, cada mañana, ofrece lecciones de ética con el único propósito de mantener más o menos purificado a su partido y a su gobierno.

Al mismo tiempo, AMLO cada día subraya las impurezas de las instituciones o los grupos que se oponen a su proyecto. Así lo ha hecho con el PRI, el PAN, la SCJN, la clase empresarial, los medios de comunicación y hasta con quienes habitan en la aspiracional Colonia del Valle de la Ciudad de México.

El golpeteo de AMLO no ha sido completamente exitoso en los casos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de la clasemediera Colonia del Valle.

Ministros y ministras conservan su prestigio porque no han entrado al debate político: prudentemente se han mantenido solo como juristas que se expresan solo con sus sentencias. Si la política les deja sin sus cargos mediante la tan anunciada reforma del poder judicial, tendrán argumentos de sobra para convertirse en líderes morales de la sociedad que en cualquier caso seguirá necesitando y exigiendo un sólido Estado de derecho.

La gente aspiracional de clase media, como la de la Colonia del Valle, no dejará de serlo porque nadie puede ir contra la naturaleza humana, que lleva a todas las personas a trabajar para alcanzar una vida mejor. Esta batalla no podrá ganarla Andrés Manuel.

Pero el presidente López Obrador sí ha sido exitoso en su golpeteo contra los partidos opositores, contra la clase empresarial y contra la prensa.

El PAN pudo haber dado la batalla por la pureza política debido a su historia, sobre todo la de antes de llegar al poder: en los tiempos del peor autoritarismo priista fue por mucho el partido que más luchó democracia.

Pero los y las panistas, por no controlar sus ambiciones, el año pasado se aliaron con el partido sinónimo de basura, de corrupción y de impureza, el PRI, controlado ahora por el político más sucio en décadas, Alejandro Alito Moreno.

La otra alianza que hizo el PAN fue con los medios y con la clase empresarial. De la prensa vendida se hablaba en 1968. No ha mejorado suficientemente la imagen del periodismo mexicano, que no ha podido limpiar la mancha y la pestilencia causadas por décadas de vivir del dinero público.

¿La clase empresarial mexicana? Entre nuestros grandes empresarios no hay ninguno que se haya enriquecido por haber desarrollado algo verdaderamente novedoso. Más bien todos se han beneficiado de privatizaciones que les garantizaron monopolios o de sus relaciones con el gobierno en turno para acaparar las principales obras públicas.

El PAN ha perdido ya la elección presidencial de 2024 porque no basta la denuncia de lo que no ha funcionado en la 4T —todos los gobiernos del mundo fallan en muchos de sus proyectos—. La crítica, por dura que sea, no es suficiente para que la gente decida volver a los partidos del pasado, sobre todo porque la alianza con el PRI, los medios y los empresarios impide que el panismo se presente como una opción política purificada.

En el gobierno del presidente López Obrador podrá haber problemas y desaciertos, —sin duda los hay, sobran—, pero la 4T sigue siendo el único proyecto político, si no verdaderamente purificado, sí con posibilidades de llegar a algún grado aceptable de pureza.

Por eso, porque personifica la continuidad de lo poco puro de la política mexicana, las enormes ventajas de Claudia Sheinbaum en las encuestas.

Por eso, porque representa la impureza absoluta a la que no quiere regresar México, Xóchitl Gálvez es una candidata sin posibilidades.

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