Descanse en paz José Agustín
Ante los señalamientos de que algunos medios “culturales” en México han hecho vacío del lamentable fallecimiento del escritor José Agustín, espero que sirva esta humilde columna a manera de homenaje.
José Agustín, nacido el 19 de agosto de 1944, en Guadalajara, Jalisco, fue más que un escritor. Fue un narrador, ensayista, dramaturgo, director y guionista cinematográfico. Su influencia abarcó no sólo la literatura sino también la música, especialmente el rock, convirtiéndose en uno de los más destacados conocedores y promotores de esta corriente musical en México.
A lo largo de su prolífica carrera, publicó novelas emblemáticas como “La tumba” y “De perfil”, que sorprendieron por la solidez de su estructura narrativa y la perfecta descripción de personajes. Su escritura, caracterizada por el análisis, la ironía y el uso humorístico del lenguaje, capturó la esencia de la juventud y la realidad, abordando temas como las drogas, los excesos, la ecología y la revolución sexual.
José Agustín, junto con otros escritores como Gustavo Sainz y Parménides García Saldaña, formó parte de un movimiento literario considerado renovador en México. A pesar de las etiquetas como “literatura de la onda” que algunos intentaron imponer, él siempre luchó contra estas categorizaciones, buscando que su obra fuera reconocida por su singularidad.
Su legado va más allá de las páginas de sus libros; Agustín contribuyó al cine, la dramaturgia y la promoción de la lectura.
Personalmente, mi acercamiento con la obra de José Agustín se dio por allá de la década de los dosmiles, cuando en el despertar político de muchas y muchos, leí los tres tomos de “Tragicomedia Mexicana”, que abarca de los años 1940 a 1994, es decir, la post-revolución y caída de México en el neoliberalismo, el fraude electoral del 1988 y el levantamiento armado en Chiapas. Una lectura imprescindible.
Afortunadamente, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha anunciado varios homenajes que se realizarán a lo largo del año para recordar y celebrar la contribución de José Agustín a las letras mexicanas. Descanse en paz, José Agustín, y que su obra continúe iluminando mentes y corazones en las generaciones venideras.