Ernestina Godoy y la transformación de la Fiscalía de la Ciudad de México

En un acto que marcaría un hito en la historia de la justicia en la Ciudad de México, la fiscal Ernestina Godoy se sentó frente a cerca de 60 mujeres, madres y víctimas de violencia, dispuesta a escuchar sus historias durante cinco intensas horas. En ese encuentro, la fiscal escuchó relatos desgarradores: ex funcionarios que abusaban de su poder para robarse a los hijos de estas mujeres, denuncias ignoradas por agentes del Ministerio Público, carpetas con acusaciones falsas interpuestas por abogados corruptos y diligencias que se prolongaban hasta diez meses.

Las víctimas compartieron sus tragedias, exponiendo la impunidad que imperaba en cada rincón de la Fiscalía. Pero ese encuentro no fue simplemente un recuento de horrores, sino el punto de partida de un cambio radical liderado por Ernestina Godoy. Aquel balde de agua helada se convirtió en un catalizador que sacudió los cimientos de la institución.

Las áreas responsables de cada señalamiento y duda tuvieron que rendir cuentas frente a las víctimas, enfrentando una realidad que no podían ignorar. Ernestina Godoy, en una posición sin precedentes, lideró una transformación sin miramientos. Limpió la Fiscalía de funcionarios corruptos, exigiendo responsabilidad y transparencia. Fue un proceso arduo, pero necesario, para devolver la confianza a las mujeres que habían sido víctimas de un sistema que debería protegerlas.

Ernestina Godoy no solo escuchó, sino que actuó. Titulares de todas las áreas involucradas fueron llamados a rendir cuentas, acelerando el trabajo y poniendo en marcha medidas concretas para corregir las injusticias. Nadie había reformado la Fiscalía de la Ciudad de México con tanta determinación y valentía como ella.

Sin embargo, su tiempo al frente de la Fiscalía llegará a su fin el 10 de enero de 2024. Aunque su legado quedará marcado por la ciudadanización de la institución y la aceleración de la justicia, su partida deja un vacío que deberá ser llenado con un sucesor a la altura del desafío.

El proceso de designación del nuevo titular de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX iniciará con la propuesta de candidatos por parte del Consejo Judicial Ciudadano. Esta propuesta, que requiere la aprobación de dos terceras partes de sus miembros, será enviada al Congreso por el Jefe de Gobierno en los siguientes 15 días naturales. La Comisión de Administración y Procuración de Justicia, luego de entrevistar al candidato propuesto, tendrá cinco días para aprobar la propuesta antes de someterla a votación en el Congreso.

Este proceso es crucial para mantener la integridad y eficacia de la Fiscalía, y es un recordatorio de la importancia de seleccionar a un líder comprometido con la justicia y la transparencia. Ernestina Godoy ha sentado un precedente, y el reto ahora es continuar su legado y mantener el impulso de transformación que ella inició.

Aunque Ernestina Godoy pueda dejar la Fiscalía, su influencia perdurará, y su esfuerzo por ciudadanizar la institución y acelerar la justicia ha dejado un impacto imborrable en la lucha contra la impunidad. Su ausencia no debe ser sinónimo de retroceso, sino una oportunidad para consolidar y fortalecer el compromiso con una justicia transparente y accesible para todas las mujeres de la Ciudad de México.

Fue la primera mujer fiscal y sin duda, eso influenció. Después de todo, mientras los homólogos legisladores de Guanajuato y Morelos encubren a dos de los fiscales que guardan las peores estadísticas de violencia, juvenicidio, feminicidio e impunidad del país, fue a Ernestina a quien intentaron crucificar tan sólo por no ceder a presiones.

El mismo día en que la fiscal se negó a transaccionar con la justicia, Marko Cortés reclamó que al partido que preside a nivel nacional, el PAN, le incumplieron los ilegales acuerdos en Coahuila que incluían el botín de ratificar magistrados, ceder 6 notarías y un sinfín de ilegalidades que son declaratoria plena de tráfico de influencias. Evidenció que, para el Frente por México, la función pública es un “market place” en el que todo tiene precio e intercambio, olvidando los concursos de oposición notariales que son una vacilada y exhibiendo que el Poder Judicial se integra de cuotas priístas y panistas, que en Coahuila y los Estados de oposición la “justicia” no es más que un juego de poder y no de derecho. Cómo diría el presidente, que se trata de puro “chueco”.

El reto que se avecina no será sencillo, sin embargo, mientras haya principios, hay proyecto. Ernestina desde el Senado tendrá mucha agenda: colegiación de abogados para combatir a corruptos; una ley general de notarías que arrebate este pastel de los traficantes de poder; procesos para sancionar y destituir procuradores criminales como el caso de Uriel Carmona; Reforma Judicial Feminista, etcétera. La integridad se anotó una victoria.

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