Xóchitl y los “idiotas útiles” de Javier Milei

El pronunciamiento que hizo Xóchitl Gálvez sobre la elección de Javier Milei como presidente de Argentina el pasado mes de noviembre, más que una felicitación de protocolo para un pueblo democrático se plasmó como una manifestación a favor de una corriente ideológica y proyecto de gobierno que se auto define como “libertario”. Recordemos que Xóchitl escribió en la red social X, que: “soplan vientos en Latinoamérica para mejorar nuestros países… Para poner un alto al mal gobierno y los malos resultados”

En tiempos electorales, el respaldo que dio Xóchitl a Milei tiene implicaciones que van más allá de lo circunstancial o formal; se convierte en un mensaje de fondo sobre el posible ideario de una campaña.

Xóchitl otorgó su aval a lo que considera “mejorará la vida de nuestros países en Latinoamérica”, y que tiene a Milei entrampado en un enfrentamiento entre el nuevo oficialismo que él hoy representa, y la oposición argentina: más que libertad económica, individualismo; más que privatización, contubernio; más que apertura económica, extranjerización; más que razón, imposición; más que gobernabilidad, represión.

Milei exhibe ya su “personal estilo de gobernar” dominado por talantes autoritarios. Para él, la emergencia económica que vive Argentina justifica provocar un “shock” económico, social y político en el país, pasando por encima, inclusive, de los derechos fundamentales de su pueblo. Si bien es cierto que en Argentina existe la posibilidad de gobernar por decreto (DNU, -decretos por necesidad y urgencia-), en situaciones excepcionales para el país, lo que se cuestiona es si efectivamente existen hoy las condiciones de excepcionalidad que mandata la constitución, que sustenten la “necesidad y urgencia” de las normas y disposiciones que busca implementar Milei mediante su DNU.

El domingo pasado calificó a los legisladores de su país (Milei no tiene mayoría en las cámaras del Congreso), como “idiotas útiles” por oponerse a su DNU y la Ley Ómnibus (que modifica más de 300 normas y leyes en materia comercial, impositiva, financiera, electoral, energética y ambiental, -e incluye una reforma laboral que ya fue suspendida por un fallo judicial-). El presidente argentino ha señalado que no está dispuesto a buscar acuerdos parlamentarios ni consensos. Es de esperarse que no tarde en insultar también a los miembros del poder judicial si la suprema corte decide declarar la inconstitucionalidad de su mega decreto.

Milei gobierna entre la confrontación y las protestas de la población y la oposición. Apenas declaró que: “Por más que nosotros estemos haciendo una labor fenomenal, cuando el Congreso se pone a hacer estupideces, te pasa la factura… Que les quede claro que son ellos los responsables. Yo hice lo que tengo que hacer”. Al respecto, Martín Caparrós, de El País, apunta en su artículo “La revolución argentina” que, “Milei descubrió indignado que, (en una democracia) hay algo muy engorroso llamado política, y que las fuerzas del cielo, sus aliadas, no son suficientes para dejarla atrás”.

La historia del “mileismo” de Argentina se escribe día a día y aún hay mucho por ver. Habría que resaltar que los expresidentes panistas Vicente Fox y Felipe Calderón firmaron un comunicado con su apoyo expreso a Javier Milei, donde señalaban que había que derrocar democráticamente al kirchnerismo ya que “un nuevo mandato del espacio kirchnerista sepultaría los frágiles anticuerpos que aún mantiene Argentina contra el populismo económico…”

El aplauso de Xóchitl a Milei podría considerarse un error de cálculo político que puede ser muy costoso para la candidata en su camino hacia la búsqueda de la presidencia de la república. No solo porque marca muchas contradicciones (Xóchitl se ha declarado desde trotskista, hasta “progresista de derecha” y ahora también “libertaria”), sino porque Milei tiene mucho que probar a los argentinos, en primer lugar, y después al mundo democrático occidental, como para de entrada empeñar la palabra política a su favor. Su reconocimiento puede tener efecto boomerang.

¿No se midió el alcance del mensaje de Xóchitl a Milei en la red X? O quizás, ¿fue una manera de mostrar cual es la forma de gobierno que busca la oposición para México? En ese caso, la señal es clara. Para bien o para mal, bajo advertencia no hay engaño.

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