El Frente es un fiasco
A lo largo de estos meses y, de manera sencilla, podemos resumir lo que ha sido la aspiración de Xóchitl Gálvez, como precandidata del Frente Amplio por México. Es sencillo: todo es un fiasco. De hecho, no ha sabido, ni siquiera, estar a la altura de lo que significa un proceso presidencial. Incluso, todo hace que salga a relucir las limitantes que tiene no solamente ante la opinión pública, sino en la narrativa que construye. Se nota, claro está, que Gálvez se ha ido por la libre. Los nombramientos, por ejemplo, fueron la razón más simple para descifrar el grado de determinaciones que toma a la ligera.
Por esa sencilla razón, desde hace muchos meses, Xóchitl perdió la elección. Para empezar, no tiene una claridad, ni mucho menos una personalidad propia. Se equivoca en público y, lo peor de todo, su risa delata la gravedad del error. Y sí: cualquier tema que salga a relucir no es perfeccionado ni estudiado para debatirlo en los medios de comunicación. En pocas palabras, ella misma es el peor verdugo de la derecha que, al fin y al cabo, tiene lo que se merece en la cancha para competir. Eso lo sabemos desde su confirmación como precandidata que, para el caso, no provocó prácticamente nada.
Fue solamente una cortina de humo o, más bien, la estrategia mediática y de marketing que intentaron vendernos. Tras su cuasi irrupción, el Frente Amplio sigue colapsando en la intención del voto. De por sí los partidos no abonan en mucho y ella ha terminado por ponerlos al filo de la extinción. Sobre todo, al PRD que vive, no tengo duda, su último periodo de participación. Es un hecho que están destinados a culminar un ciclo de altibajos que, de principio, nació como una buena causa, pero que, con el canto de las sirenas, terminaron claudicando con la firma del Pacto por México. Eso significó el preludio del fin.
Es evidente que el PRD, para la elección presidencial, no aportará mucho. Claramente, tiene en su poder el dos o tres por ciento de la intención del voto. No más. La mejor manera de saberlo fue el porcentaje de espacios que negoció con la derecha. Han sido, desde todos los ángulos, menospreciados por la misma Xóchitl Gálvez. Parece ser lo que pasó con Silvano Aureoles, exgobernador de Michoacán, que hace poco fue defenestrado por la precandidata de la derecha. Eso, de cierta forma, desnuda que no hay liderazgo en la toma de decisiones. Algo semejante a lo que hizo Anaya hace seis años cuando desmanteló las estructuras internas y no supo trabajar en equipo.
Esto los conducirá, de acuerdo con todos los estudios de opinión pública, a la derrota anticipada en las urnas. Claudia Sheinbaum ganará la elección presidencial con un porcentaje de votos muy superior que, a la postre, terminará por legitimarla como la próxima presidenta constitucional de México. Eso nos queda muy claro en vísperas de que se oficialice el arranque de las campañas. Recordemos que, por añadidura, los debates serán un mecanismo inherente del proceso electoral. Ahí, sin lugar a dudas, Sheinbaum arrasará en todos. Y lo hará por una sencilla razón: es potencialmente superior a Xóchitl Gálvez en todos los sentidos. Entonces, no hay punto de comparación.
Eso de que hay camino por recorrer y qué Xóchitl dará la pelea, son puras estrategias de propaganda que pone en marcha la derecha. De nada servirá lo que haga el Frente con un país volcado a la imagen del presidente López Obrador y, por supuesto, a la heredera del bastón de mando. Para empezar, el tamaño del porcentaje habla, incluso, de dos votos a uno. Es decir, más de 30 puntos de ventaja. La metodología que aplicó SDPnoticias, por ejemplo, da un margen muy abultado para Morena. Tomando en cuenta que ha sido de las más acertadas del país con datos muy sólidos.
A propósito, quienes vienen empujando muy fuerte son los de Movimiento Ciudadano. Eso, para el Frente Amplio por México, significa una competencia por la segunda posición. Sin menospreciar a nadie, cualquier abanderado que decida perfilar Movimiento Ciudadano, hará mejor papel que Xóchitl, pues la candidata de la derecha resultó un fiasco. No logró, en los meses que lleva de precampaña, conectar con los sectores sociales que, de paso, no han decidido su voto. Del mismo modo, sus constantes tropiezos son una combinación de negativos con la representación de las tres fuerzas que ha decidido encabezar. Es más, ni a los panistas, priistas y perredistas, logra cautivar Gálvez. No tiene empatía con nadie.
Claudia Sheinbaum, lo repito nuevamente, ganará la elección presidencial sin contratiempos.