Marco Tulio Cicerón explica las enormes ventajas nunca vistas en las encuestas
Anoche estuve en una reunión con amigos. Obviamente hablamos de política, específicamente de las campañas electorales presidenciales. Discutimos un rato acerca de cuál es la explicación principal de que Claudia Sheinbaum supere a Xóchitl Gálvez por diferencias enormes en las encuestas más serias y objetivas —MetricsMx, De las Heras Demotecnia, Covarrubias y Asociados, Buendía & Márquez y algunas otras—. Diferencias de hasta 52 puntos porcentuales nunca vistas desde que hay elecciones verdaderamente competidas en México.
Después de pensarlo un rato, llegué a la conclusión de que tal explicación está en la página 100 de la edición que he leído del libro Roma soy yo. La verdadera historia de Julio César del español Santiago Posteguillo. El autor decidió novelar —cito una entrevista que le hicieron en el diario madrileño ABC— “esa parte de su vida en la que él (Julio César) era abogado”.
En la obra de Posteguillo, el joven Julio César le gana a Marco Tulio Cicerón el derecho de ser fiscal en el juicio contra Cneo Cornelio Dolabela, gobernador de Macedonia y cónsul de la república. Los macedonios lo habían denunciado por corrupto, pero no confiaban en que se hiciera justicia. Necesitaban, para lograr una condena contra alguien tan influyente como Dolabela, que un abogado con habilidades probadas encabezara la acusación. Los dos candidatos eran César y Cicerón.
En la novela queda claro que los poderosos aliados de Dolabela eligen como fiscal a quien —por su edad— consideran el menos capacitado para lograr una condena: el veinteañero Julio César. Resignado, el experimentado ganador de tres juicios, Cicerón, retiró su aspiración a participar en el proceso y, con generosidad, le dio un consejo al jovencísimo César: “No seas acusador, a nadie le gustan los fiscales. Has de ser defensor”.
Julio César entendió el consejo: en el juicio, entonces, más que atacar con todo a Dolabela, decidió defender al pueblo a quien este gobernador había robado, el de Macedonia.
La campaña presidencial mexicana no es un juicio. Pero creo que puede utilizarse el consejo de Cicerón a Julio César para entender por qué a una candidata todo le está saliendo bien y a la otra todo le está saliendo mal.
Xóchitl Gálvez no defiende ninguna causa, sino nada más ataca al presidente AMLO y a su rival Claudia Sheinbaum —les acusa de todo lo malo que ocurre en el país—. Claudia, en cambio, si acaso llega a atacar, lo hace únicamente para defender a la 4T, que desde las elecciones de 2018 se convirtió en la única esperanza de alcanzar mínimos aceptables de justicia y bienestar en nuestro país.
Más allá de lo que se piense acerca de si el proyecto del presidente López Obrador ha conseguido sus objetivos o si se ha quedado corto, lo cierto es —lo demuestran numerosos estudios demoscópicos— que la mayoría de la gente está satisfecha con lo logrado y, desde luego, espera progresos cuando las transformaciones obradoristas se consoliden el próximo sexenio.
Se comprende que Xóchitl ataque a su contrincante y no defienda nada porque ella representa un pasado indefendible, el de los gobiernos del PRI y del PAN. Resulta clarísima la estrategia propagandística de los asesores de Xóchitl Gálvez: el eufemísticamente llamado contraste, que en realidad es guerra sucia basada en mentiras y calumnias.
El resultado ha sido desastroso para la candidata Gálvez y los partidos que la apoyan. El efecto búmeran la ha dañado notablemente no solo porque en las contiendas electorales la ciudadanía detesta a quienes agreden en vez de proponer, sino porque en el caso de la abanderada de la derecha está recurriendo a mentiras tan absurdas que han terminado por golpearla a ella y no a su rival.
Por ejemplo, Xóchitl Gálvez ha fanfarroneado diciendo que es especialista en energías renovables, mientras que Claudia Sheinbaum solo conoce de estufas de leña. La gente se ha burlado de Xóchitl por tal contraste: la más superficial lectura de las biografías de ambas evidencia que la verdadera experta en energía es Claudia, ya que hizo un doctorado en la materia que la llevó a realizar su trabajo de investigación, durante cuatro años, en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, de Estados Unidos, que está entre los centros de investigación científica más importantes del mundo. ¿Los estudios de Xóchitl? Apenas de nivel licenciatura en computación, esto es, nada para apantallar a nadie.
Otra mentira de Xóchitl para lastimar a AMLO que, como el búmeran, le rompió la cara a la panista tiene que ver con la pensión para los adultos mayores. Según la candidata de la derecha, la pensión no la impulsó Andrés Manuel López Obrador cuando fue jefe de gobierno de la capital del país, sino el PRD. Increíble que un equipo de campaña profesional recurra a semejante despropósito: si algo dio prestigio y popularidad nacional al tabasqueño fue su insistencia en el programa de los adultos mayores, que en su momento calificó de populista la derecha que hoy está detrás de Xóchitl.
Eso no es algo que requiera ni siquiera de una breve investigación: la gente, sobre todo la que se benefició, lo recuerda. Fue tan exitosa tal pensión que gobiernos de derecha imitaron a AMLO, quien ahora como presidente la ha fortalecido, lo mismo que otros programas sociales, que son la esencia del proyecto político que Andrés y Claudia defienden en todo momento, lo que explica ventajas de la candidata de Morena de hasta 52 puntos en relación a la fallida representante de la oposición.