Samuel García y su descalabro
Samuel García ha demostrado ser un pequeñín en la política mexicana. El imberbe gobernador neoleonés no fue capaz de prever los avatares del escenario y de sortear los obstáculos presentados por el PRI y el PAN, lo que ha mermado, casi irremediablemente, sus posibilidades de ser candidato para las elecciones presidenciales de 2024.
Y existen razones para celebrarlo. Creyendo ingenuamente que el cobijo de AMLO le blindaría política y moralmente para que pudiese libremente dejar la gubernatura y presentarse como candidato de Movimiento Ciudadano, García no fue capaz de ver que el PRI y PAN jugarían sus mejores bazas políticas, entre ellas, la mayoría legislativa en el Congreso de la Unión, para buscar torpedear su candidatura.
¿Acaso Samuel en su impericia e ingenuidad creyó genuinamente que los diputados de oposición en Monterrey se plegarían a sus designios y que no pretenderían imponer un gobernador para que éste, desde el gobierno, buscase actos incriminatorios contra él? ¿No era consciente García de que el PRI y el PAN lo perciben como un alfil de Morena para derrumbar cualquier posibilidad de que Xóchitl gane la presidencia?
García, al mismo tiempo que demostró que no cuenta ni remotamente con los talentos ni competencias para ser presidente de México, se ha “quemado” políticamente ante la clase política y ante el electorado, lastimando a su paso sus posibilidades rumbo a 2030.
Y ni qué decir de los neoloneses. Primero, Samuel se presentó como el adalid de las “causas de los habitantes del norte” (menospreciando a los estados del centro y del sur) y más tarde, decide abandonarlos para buscar “la grande”. El lector seguramente recordará aquella entrevista en la que el candidato García aseguró que el centro “administraba” mientras el sur “descansaba”. Sin embargo, para la mala fortuna del gobernador, se vio obligado de la manera más bochornosa a volver apocado a dar la cara a Nuevo León.
Los daños no se limitan a ello. En el caso de Movimiento Ciudadano, dudamos enormemente que Dante Delgado y la dirigencia hayan quedado satisfechos ante el hecho de encontrarse ahora sin candidato y con un gobernador surgido de su partido con paupérrimas credenciales políticas, ya no únicamente para ser presidente sino para continuar sus labores al frente del gobierno de Nuevo León.
Samuel García, por su parte, tendrá que reconstruir su imagen pública. Estará obligado a hacer más videos ridículos de Tik Tok y a mostrar a su familia en actos mediáticos. Se trata de una dura apuesta, pues su talento político es escaso y su carisma aun menor. Sin embargo, es un hombre ambicioso; una ambición que le ha llevado a dar la espalda al pueblo de Nuevo Léon.