EU despliega un destructor en el Golfo de México para tareas de seguridad 

La administración de Donald Trump desplegó el destructor de misiles guiados USS Gravely en el Golfo de México para reforzar la seguridad en la frontera sur.

Esta acción, parte de una estrategia más amplia del Departamento de Defensa, busca, de acuerdo a un comunicado, “frenar la inmigración irregular, el tráfico de drogas y la actividad del crimen transnacional”.

EU manda nave de guerra al Golfo de México para tareas de seguridad fronteriza

El USS Gravely, perteneciente a la clase Arleigh Burke, partió el sábado de la Estación de Armas Navales de Yorktown, en Virginia, hacia el área de responsabilidad del Comando Norte de Estados Unidos (USNORTHCOM).

Tradicionalmente, la vigilancia marítima en la región está a cargo de la Guardia Costera, por lo que la incorporación de un buque de guerra representa una escalada en la militarización de la frontera.

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“El despliegue del Gravely fortalece la capacidad operativa para proteger la soberanía y la integridad territorial de nuestra nación”, declaró el general Gregory Guillot, comandante del USNORTHCOM.

La embarcación está equipada con misiles Tomahawk y ha participado en operaciones de intercepción en el Medio Oriente, incluyendo la defensa contra ataques de los rebeldes hutíes en el Mar Rojo.

Especial

Serán para operaciones antinarcóticas

El papel del destructor en la frontera sur incluirá operaciones de interdicción marítima, búsqueda e incautación de embarcaciones sospechosas, así como labores de inteligencia y patrullaje. Además, contará con el apoyo de equipos especializados de la Guardia Costera, conocidos como Destacamentos de Aplicación de la Ley (LEDET), que realizarán abordajes y detenciones en altamar.

El secretario de prensa del Pentágono, John Ullyot, confirmó que la misión del Gravely es parte de una estrategia integral que también abarca ejercicios militares en el Canal de Panamá y el refuerzo de la presencia terrestre con unidades del ejército.

“Estados Unidos está comprometido con una respuesta robusta para frenar el tráfico ilícito y fortalecer la seguridad fronteriza”, afirmó.

Sin embargo, la decisión genera críticas entre analistas y organizaciones de derechos humanos en Estados Unidos, quienes consideran que el envío de un buque de guerra es más una maniobra política que una medida efectiva.

Argumentan que el flujo migratorio se encuentra en mínimos históricos y que las amenazas marítimas en la región no justifican la presencia de una embarcación de combate.

 

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