Los 19 días y las cartas que juega Claudia Sheinbaum

Sonora Power

19 días hay entre este viernes y la fecha planteada por el gobierno de Donald Trump para tomar su acuerdo definitivo con México en materia de aranceles.

La verdad es que nunca se sabe con que actitud entrará el ocupante de la Casa Blanca, tampoco se entienden sus criterios, aunque cada vez me queda más claro qué es lo que busca.

La idea de Donald Trump, es alcanzar sus objetivos, es decir por una parte asegurar las fronteras de su país, frenar el flujo de fentanilo y otras drogas, detener el masivo arribo de inmigrantes ilegales y también legales a Estados Unidos, dejar de dar refugio a perseguidos y fortalecer a la industria de su país.

No todas sus estrategias tienen que ver con políticas arancelarias, porque no todo tiene que ver con comercio, si acaso la parte final, la de fortalecer a la industria de su país, pero incluso en este apartado, la visión de Donald Trump se sustenta en quebrar el actual modelo de apertura comercial y llevar las cosas a un nuevo proteccionismo económico, en el que caben algunos socios, a los que él quiere ver e identificar como sus aliados y quiere ademas acabar, con lo que él mismo considera prácticas de abuso a la “generosidad” del gobierno de Estados Unidos.

De ahí las rudezas a su vecino del norte, Canadá, de ahí llevar a Ucrania al extremo de obligar a ese país a aceptar un alto al fuego con Rusia; de ahí sus modos rudos, aunque respetuosos con México y su presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

Donald Trump puede ser un matón y a quienes no somos sus seguidores o simpatizantes, sus formas políticamente incorrectas, su modo grosero de alcanzar sus objetivos, nos genera molestia y rechazo, pero de que sabe como llegar al punto de negociación y acuerdos que él quiere, no me cabe duda.

El presidente de Estados Unidos busca cambiar el orden actual de las cosas y quiere hacer de su país de nuevo el gran referente global, quiere limpiar la casa, busca acabar con la crisis de salud que representa la adicción a las drogas de la juventud estadounidense y desea recuperar la preeminencia de esta nación como el hilo conductor de la economía global.

Ahora viendo ese escenario, me queda claro que la presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo ha sido muy inteligente en su manera de afrontar el reto, ha tomado acuerdos, ha cedido donde al final del día había que ceder y ha tomado ventaja de la aparente amabilidad de Trump.

La presidenta sabe jugar sus cartas y ha fortalecido la seguridad fronteriza, ha combatido el tráfico de todo tipo de drogas y ha emprendido una estrategia para apretar a los grupos criminales que operan en México, sin propiciar un baño de sangre en el país.

Esto resulta ya en una baja tangible en el cruce de droga a Estados Unidos y una reducción tajante en el volumen de aspirantes a emigrantes que cruzan por territorio mexicano a ese país.

Claudia Sheinbaum ha decidido también no irse a los golpes, sabe de la condición de México como el rival débil de Estados Unidos, pero entiende también que en la dependencia de nuestro país con el socio comercial y de la dependencia de Estados Unidos hacia México, está la fortaleza.

En pocas palabras, Estados Unidos necesita de México, Sheinbaum lo sabe y está jugando todas su cartas para mantener la condición de principal socio comercial. Ahí está además, el boleto dorado de México para acelerar el paso y alcanzar la meta de ser una de las 10 economías del orbe en los próximos años.

Al final, más allá de todo el ruido, en lo que ha decidido la presidenta colaborar con Estados Unidos, no es algo inusitado, mucho menos ilegal. Reforzar la seguridad fronteriza, emprenderla contra las organizaciones criminales, incrementar decomisos de drogas y entregar a infames criminales para que sean juzgados en un sistema de justicia que no está corrompido como el mexicano, son acciones muy sensatas e incluso deseables.

Escuche ayer a Howard Lutnick, secretario de comercio de los Estados Unidos decir que la actitud de México de no imponer aranceles en respuesta a los aranceles al acero y aluminio, es algo bien visto y que al final no se han ido con la estridencia ni la agresividad que sí han mostrado Canadá, China o la Unión Europea, entidades nacionales a las que Trump sigue amenazando con mayores aranceles.

También escuche a Marco Rubio, el secretario de Estado de Trump, reconociendo a México por sus aportes y su cooperación.

Queda claro que México y la presidenta Sheinbaum tienen una buena mano en el poker imaginario que se juega con Trump y de muchas maneras la apuesta de conservar el estatus de socio principal, marca el futuro de corto plazo para nuestra país.

Vamos, incluso aún con aranceles, México sería muy competitivo para seguir exportando productos industrializados y alimentarios al vecino país. Y me queda claro que esa es parte de la estrategia que ha diseñado Sheinbaum.

Sin embargo ante las tensiones y la posibilidad de cambiar el orden actual de las cosas, la defensa de México ante Trump es la más inteligente que nadie ha planteado.

Desde hoy se puede vaticinar un resultado favorable.

Correspondencia a demiandu1@me.com | X: @Demiandu

#SonoraPower

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