Una fiesta popular del pueblo de México
La presidenta constitucional de México, una vez más, vuelve a estar en los titulares de la prensa nacional e internacional. A primera vista, quedó claro, la jefa de Estado ha mencionado que, entre los acuerdos logrados con el vecino país, está seguir colaborando para la rentabilidad de ambos; es decir, anteponer todo tipo de circunstancia que tenga una solución mediante el diálogo, por el beneficio del pueblo. De entrada, hay un elemento muy importante que debemos considerar en todo esta fase de tensiones que se vivieron por el tema de los aranceles. Desde luego, hablamos de la capacidad y la inteligencia, pero también de la sobriedad con la que encaró los días de mayor crispación. Ella, como tal, se negó a rendirse ante la postura punitiva del vecino país. Es verdad, se vio envuelta en una situación difícil, sobre todo para tomar decisiones que, a la postre, pudieran resarcir el impacto negativo en el tema económico; sin embargo, jamás claudicó en buscar alternativas para resolver positivamente una situación coyuntural que, en cualquier caso, hubiese afectado a una y otra nación.
Y como dijimos: Claudia Sheinbaum, como lo fue en su momento Andrés Manuel López Obrador, es partidaria del diálogo, el consenso y la negociación. La oposición podrá decir lo que piense y quiera, lo cierto es que la mandataria federal, una vez más, nos ha dejado claro que está a la altura de las circunstancias ante una situación de esa y de cualquier magnitud. Inclusive, después de lo que acabamos de presenciar, Sheinbaum, en ese nivel de jefa de Estado, se afianzará más con la población civil. Confieso que no pensé, al menos en el corto plazo, que Claudia pudiese rebasar la popularidad de AMLO en los primeros meses de gestión. Eso habla, en principio, que AMLO no se equivocó en proyectarla desde el arranque como una de las fuertes contendientes por la presidencia de la república. Eso, en buena medida, lo fundamentan las mismas encuestas de opinión pública que, sin excepción alguna, coinciden en ese 84% de apoyo.
Lo que quiero decir, a la par de esa eficiencia que ha dejado claro, es que ni la guerra propagandística que lleva a cabo la oposición, a través de distintos canales de comunicación, ha impactado negativamente. Es más, esa calumnia e infamia que construye el conservadurismo no es ni siquiera un criterio o postura, sino un vocabulario soez. Esa misma oposición, inclusive, buscó desactivar y desacreditar la fiesta popular que se vivió en el Zócalo de la Ciudad de México. Entiendo que esa situación les irrite a los del PRIAN; sin embargo, cuando hablamos de fuerza y trabajo de base, eso se ve reflejado en la multitud, tal y como atestiguamos ayer en medio de una oleada de distintos sectores que, a nivel nacional, se dieron cita para cerrar filas con la presidenta. Y ayer, que vimos tapizado el corazón de la lucha democrática del país, lo que comenzó como un pronunciamiento legítimo ante la posición de EU, se convirtió en una auténtica celebración y verbena popular.
Y luego de encontrar una solución al clima tenso que se vivió, Claudia Sheinbaum, para ser más precisos, se ha convertido en un fenómeno mundial. Eso, a propósito de ello, ha tenido un impacto con los elogios del presidente Trump hacia ella, pero, de igual forma, los analistas objetivos hablan de cómo se impuso la mandataria con mucha categoría y firmeza ante un hecho como ese. Y eso, que es la realidad que atestiguamos a diario, tenemos una jefa de Estado que se entrega al máximo para que la transformación del pueblo siga profundizando la vida pública. Desde luego, la piedra angular es la figura de la mandataria, pero también el armado y la estrategia que ha diseñado con un paquete de iniciativas de reforma constitucional que avanza a pasos agigantados. Y habiendo condiciones para ello, el legislativo, específicamente la fracción parlamentaria de Morena, ha significado un gran aliado para Sheinbaum, especialmente el papel que lleva a cabo Monreal y Adán Augusto en ambas cámaras.
A la par de ello, desde luego, la fuerza que nutrió la fiesta popular de las fuerzas progresistas, fue la multitud que abarrotó el Zócalo de la Ciudad de México. Hablamos de ese pueblo, que pese a los momentos críticos que vivieron en esa lucha democrática que encabezó AMLO, jamás sucumbieron, pues el fin común, así lo entendemos, es privilegiar el interés colectivo, específicamente el de los sectores más vulnerables del país. Dada esa responsabilidad del gobierno de la 4T, y por encima de todo, Sheinbaum apostó al diálogo eficaz, sobre todo el tema de los aranceles que, como sabemos, estuvo en el centro del debate ante los ojos del mundo entero.
De este modo, no hay otra concepción como esa: ayer vivimos una fiesta popular en el Zócalo de la Ciudad de México, con un pueblo volcado a la imagen de la presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum. Casos como el de ella, evidentemente, deben ser ejemplo de cómo gobernar con sapiencia e inteligencia.
En concreto, lo que aconteció en el marco de Palacio Nacional, con la presencia de todos los gobernadores, diputados y senadores, lo mismo que del gabinete legal de Claudia, la ciudadanía, una vez más, se entrega a la imagen de su presidenta que, como tal, vive su mayor momento de apogeo.