La hija (con A) del expresidente

Hoy en Milenio el especialista en telenovelas Álvaro Cueva elogia la nueva serie política de Netflix, Día Cero o Zero Day. Sintetizo lo que dice Álvaro:

“Estados Unidos tiene una presidenta afrodescendiente y las cosas están muy mal”.

“Ese país necesita un líder fuerte, un líder como los de antes, alguien que conecte con todas y con todos, alguien que descubra la verdad, alguien que resuelva”.

“Ese líder es el expresidente Mullen, el personaje de Robert De Niro”.

“Por favor dese cuenta de lo que significa el retorno de un expresidente”.

RESUMEN de ‘Día Cero’, de NETFLIX

¿“Dese cuenta de lo que significa el retorno de un expresidente”? Inevitable no pensar en todo el grillerío reciente expresado en columnas políticas acerca de la extraordinaria relación entre el expresidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta Claudia Sheinbaum —y en medio de él y ella, el hijo del primero, Andrés Manuel López Beltrán, como un factor generador de todavía más politiquería barata—.

Antes de dejar el poder AMLO dijo que solo regresaría de su retiro si la presidenta se lo pidiera: “Solo que hubiese una situación gravísima. Por ejemplo, una invasión, una guerra, pero eso no va a haber… Si me pide que yo ayude en algo, ayudo, ahora sí que la patria es primero”.

Con la popularidad que tiene, consolidada por la espléndida estrategia que ha seguido para torear a Donald Trump —la aprobación de Claudia ya supera al 80% en el tracking diario ClaudiaMetrics, seguramente la más alta en el mundo, y podría seguir creciendo—, creo que la presidenta podría darse el lujo de invitar a colaborar a Andrés Manuel padre. Habría críticas, pero con su prestigio tan elevado en todas las mediciones, no dañarían a Sheinbaum.

Si me preguntaran respondería que no sé qué cargo podría ofrecerle Claudia a Andrés Manuel. Tampoco tengo idea acerca de cómo sería el tabasqueño actuando, por primera vez en su vida, como subordinado y no como jefe. Y, desde luego, ignoro por completo cómo afectaría —si para bien o para mal— tal situación al segundo hijo de AMLO, quien tiene su propia carrera política.

Solo estoy especulando motivado por una serie de Netflix que no he visto. Como no la he buscado en tal plataforma —y como, ni hablar, cuando pongo estas cosas en la tele, ya en la noche, me quedo dormido y nunca termino de entender nada—, decidí indagar para encontrar más información acerca de Día Cero, ya que Álvaro Cueva no da detalles acerca de la trama para no arruinar, dice, la experiencia a la gente que lo lee.

Encontré en el El Comercio, de Lima, Perú, un artículo de Nelly Osco bastante mejor elaborado que el de Cueva, “Final explicado de Día cero: quiénes están detrás del ciberataque y qué pasó con George Mullen”. El señor Mullen, recordémoslo, es el expresidente que abandona su jubilación porque una presidenta débil lo necesita. Reitero que, en México, el regreso de AMLO a la actividad pública solo sería posible en un escenario, como el actual, de gran fortaleza de la presidenta Sheinbaum.

Como el expresidente de la vida real López Obrador que tiene un hijo participando en la política mexicana, el expresidente de ficción Mullen tiene una hija (con A) muy activa en la política de Estados Unidos.

La diferencia es que Andrés Manuel padre se lleva muy bien con Andrés Manuel hijo, no solo en el terreno afectivo, sino que comparten el mismo proyecto político. En la serie de Netflix, Mullen y su hija Alex se quieren bastante, pero políticamente hablando nomás no se entienden; de hecho, ella le lleva las contras y hasta colabora con el grupo de personas conspiradoras que su padre investiga.

Como dice la frase del estadounidense Charles Dudley Warner, la política hace extraños compañeros de cama. En esta historia, creada por uno de los autores de Narcos: México, Eric Newman, la muy inteligente hija del héroe trabaja para los enemigos de Estados Unidos, aunque quizá estos piensan que están salvando a su nación. El gran drama de la política radica en que todo el mundo combate ferozmante a todo el mundo en nombre del bienestar de la sociedad, algo absolutamente absurdo.

Hace muchos años un exgobernador de Nuevo Léon ya fallecido, Alfonso Martínez Domínguez, me dijo que lo peor que tiene cualquier persona dedica a la política es la parentela. Tenía razón.

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