¡Terroristas!, reforma o no reforma

“Tu noviecito que se quite el guille ‘e malo

Pregúntale por qué me dio unfollow, mmm-mmm-mmm-mmm

Sabe que de vez en cuando te lo instalo

Y que no se me ponga bruto

Que aquí las balas son hollow, prr-prr

Dile que se quite el guille ‘e malo

Pregúntale por qué me dio unfollow, mmm-mmm-mmm-mmm

Sabe que de vez en cuando te lo instalo

Y que no se me ponga bruto

Que aquí las balas son hollow, prr-prr”

QUEVEDO

Estados Unidos y Canadá nos ganaron y no me refiero al futbol. Sencillamente decidieron designar de manera oficial a los cárteles mexicanos del narcotráfico como organizaciones terroristas. ¡Qué bueno que lo hicieron!, ¡qué lástima que no los combatiera primero nuestro gobierno! Necedad de la 4t oponerse a denominarlos así; terroristas.

También me alegro de que esto impactará más allá de dichos grupos. A políticos y funcionarios públicos varios a quienes se les podrá azuzar con mayor número de preguntas, trabas y decidir si les permiten entrar a territorio de estas dos naciones o no. A ellos y a sus familiares.

Canadá y Estados Unidos nos han rebasado en el tema y no es momento de que nuestros legisladores y gobierno se desgarren las vestiduras diciendo que con estos nombramientos y los drones estadounidenses sobrevolando el territorio nacional se viola la soberanía.

Decir que “no se negocia la soberanía” es un dicho hueco, pues en muchas regiones del país la soberanía ya no está en manos del gobierno. Menos aún de los pobladores, que deben salir huyendo de ellos o deben de pagar “derecho de piso” para poder vivir en donde se supone el gobierno les cuida. No sé si esta pérdida de soberanía fue “negociada”, regalada o abrazada por gobiernos anteriores, pero ya no existe.

Ante lo cual, decir que se debe cambiar la Constitución para reforzar la soberanía suena a burla. A muchas burlas. Decir que en caso de que los gringos nos quieran invadir los vamos a detener con una reforma constitucional mueve a la risa o, mejor dicho, al enojo. Máxime cuando hablamos de la Constitución que todos, empezando por la 4t, pisotean.

¿Tanto ruido porque Estados Unidos designa a los grupos del narcotráfico como terroristas? Lo cierto es que con reforma, sin reforma y a pesar de cualquier reforma, para ellos (y en la vida real, más allá de la denominación) los narcotraficantes ¡son terroristas!

Así mientras se proponen defensas más débiles que las de chocolate (esas al menos se las comería Trump y sería feliz), solo se confirma que nos espían con drones de última tecnología desde Estados Unidos. Algo que es más que claro y que no surgió con Trump, si bien con él se hizo evidente.

Y supongo a estas alturas, el gobierno obradorista sabe que no solo espían a los cárteles de la droga, también a quienes se acercan a estos, reciben órdenes o dádivas de ellos o van a sus territorios para saludarlos cuando lo solicite los criminales.

Pues bien, más allá de la preocupación por la supuesta soberanía, de lo que hace o deje de hacer Estados Unidos, el gobierno de Claudia Sheinbaum debería aprovechar (así, aprovechar) la propuesta de Estados Unidos de limpiar al país de narcotraficantes, para que efectivamente lo hagan.

El gobierno norteamericano ofreció ayuda a México contra los cárteles, si el gobierno quiere…

Conociendo los grupos que Estados Unidos nombró como terroristas, muestra que solo le interesan aquellos que inciden en el consumo de drogas de su población y poco o nada los demás que tienen aterrorizadas diversas zonas de nuestro país. Se entiende, esto segundo no es su responsabilidad.

Pero eso no explica el porqué la mandataria primero se lanzó a negar la incursión de Estados Unidos en México, para después tener que aceptarla y decir que ello no es ilegal y que no viola nuestra soberanía.

A qué le creemos más, ¿a los cocolazos soltados por Trump o al curita envenenado, diciendo que Claudia es una mujer “realmente maravillosa”? (ya sabemos cómo se las gasta el individuo naranja, se deben escuchar y tomar en cuenta sus exabruptos, pero no creer en sus lisonjas).

Capitalizar el que el niño berrinchudo que habita en la Casa Blanca desea destruir a los carteles y aplaudir el apoyo estadounidense en contra de estos. Valga recordar que es cómo actuó Álvaro Uribe en Colombia hace años. Pasó de ser el país de la coca, para convertirse en la nación que terminó con los cárteles de la mano de Estados Unidos. Podemos hacer lo mismo. ¿El gobierno querrá?

Con ayuda de Estados Unidos se puede terminar con la escoria y sin que se violen las garantías individuales del resto de la población (que por cierto hoy son pisoteados por los criminales al ser asesinados, desaparecidos, expulsados de sus poblados y robados en sus negocios). Urge un nuevo pacto para demostrar que el crimen no está por encima de la voluntad de los pueblos.

Giro de la Perinola

(1) España nunca echó pleito sobre su soberanía cuando Estados Unidos designó a ETA como grupo terrorista, tal vez porque España la designó primero y porque este era un grupo, sí, ¡terrorista!

(2) ¿Cuánto tiempo más tiene que defender Sheinbaum a personajes tan cuestionados como Rutilio Escandón, Rubén Rocha y un largo etcétera de políticos de la 4t señalados por tener lazos y nexos con el crimen organizado?

A la lista de los seis cárteles ahora nominados grupos terroristas por los Estados Unidos faltarían: La Barredora, el Cártel de Santa Rosa de Lima, Los Ardillos, la Unión Tepito y, si me lo preguntan, incluiría a la banda de políticos que saquean al país (de todos los colores, de todas las ideologías, de todos los tiempos).

(3) Una más: alguien avísele a Trump, que el Cártel de Sinaloa ya se dividió. Ahora tratamos con “Los Chapitos” y “La Mayiza”.

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