El nuevo turismo de resistencia ideológica: abortar en México para sobrevivir a Trump
Durante los últimos años, Baja California ha destacado como un destino de turismo para la salud enfocado a procedimientos quirúrgicos a menor costo, principalmente estéticos y oncológicos, por parte de ciudadanos norteamericanos. El turismo de salud tiene un enfoque integral que logra ofrecer paquetes todo incluido para lograr una intervención sin preocupaciones, desde vuelo, hospedaje, traslados hasta los procedimientos médicos y los tiempos de recuperación.
Ante el panorama restrictivo en contra de las mujeres y el derecho a decidir sobre la continuidad de un embarazo, nuestro país no solamente tiene rostro de víctima por los miles que podrán ser deportados, sino que ha adquirido un carácter de alta responsabilidad frente a la crisis de salud que podría originarse en caso de que el aborto quede completamente restringido en ese país, como es que Donald Trump pretende.
Hace una semana, las fuerzas ultraconservadoras lograron un golpe devastador a los derechos reproductivos dentro y fuera de Estados Unidos. Con la revocación de dos órdenes ejecutivas de su predecesor, Joe Biden, y la restauración de medidas draconianas como la “norma mordaza global”, el expresidente—y ahora nuevamente en el poder— no solo ataca el derecho al aborto, sino que impone una agenda ideológica antisalud que ignora las necesidades y la autonomía de las mujeres.
Estas medidas consisten en que ninguna oenegé recibirá mas fondos para promover o realizar interrupciones del embarazo ni dentro o fuera de ese país, además de que Estados Unidos volvería a las filas de la “Declaración del Consenso de Ginebra” de 2020, en la que varios países se comprometen “proteger la vida en todas las etapas”.
Las consecuencias de estas medidas no pueden subestimarse. En un país donde el aborto ya es ilegal o severamente restringido en 23 de los 50 estados, Trump reafirma una política de castigo y represión para quienes deciden sobre su propio cuerpo. Su decisión de cortar la financiación a organizaciones extranjeras que ofrecen o promueven el aborto es un recordatorio del papel que Estados Unidos ha jugado históricamente en el control del destino de otras naciones, ahora con una moralidad selectiva que ignora las realidades de salud pública y derechos humanos.
El indulto a 23 antiabortistas condenados por bloquear clínicas de aborto es un acto que envía un mensaje claro: la violencia y la intimidación contra las mujeres y los profesionales de la salud reproductiva serán premiadas, no castigadas. Esta decisión no solo valida la impunidad de grupos radicales, sino que alimenta un clima de odio y persecución que pone en riesgo la vida de miles de personas.
El colmo de la hipocresía llegó con la “Marcha por la Vida”, donde, entre discursos grandilocuentes de funcionarios republicanos, desfilaban miembros de grupos neonazis y supremacistas blancos. La imagen de “Patriot Front” ondeando banderas junto a símbolos religiosos es una manifestación peligrosa de cómo el movimiento “provida” ha sido infiltrado y, en algunos casos, instrumentalizado por ideologías extremistas que nada tienen que ver con la defensa de la vida.
Trump se jacta de haber contribuido a la caída de “Roe vs. Wade” gracias a la designación de jueces conservadores en la Corte Suprema. Su cruzada contra el aborto no es una cuestión de valores, sino una estrategia política de manipulación y control, de supremacía blanca y de clase. La pregunta que queda es: ¿hasta dónde llegará esta ofensiva y cuántos derechos más serán sacrificados en el altar de su ambición?
El derecho a decidir sobre el propio cuerpo no debería estar sujeto a la ideología de turno puesto que se trata del acceso a los servicios de salud pública. Si algo ha demostrado la historia, es que las restricciones al aborto no lo eliminan, solo lo hacen más peligroso y letal. La lucha por los derechos reproductivos no se detiene con un decreto ni con un mandato presidencial. La resistencia sigue y seguirá, porque la libertad de decidir nunca debería ser un privilegio, sino un derecho inalienable.
BAJA CALIFORNIA permite interrumpir legalmente el embarazo hasta la semana 12, de manera legal y gratuita desde 2021. El hecho es que ese país blanco y salvador, en realidad, necesita ser salvado. Al menos, necesita recibir un mensaje para las mujeres: aquí no son ciudadanas de segunda ni incubadoras con pulso, son personas con dignidad y México también puede ser espacio para todas las que no acepten la idea que colocar su destino en las manos de quienes les niegan la dignidad.
Las intenciones de Donald Trump son únicamente el inicio de los esfuerzos que vendrán por hacer que el aborto tenga una prohibición a nivel constitucional o federal, pues actualmente, es decisión de cada Estado pero hay un manotazo urgido que, con ayuda de la Corte, puede caer pronto. El nuevo fascismo.