El silencio del 25 de diciembre

Un silencio ensordecedor el que se escucha todos los 25 de diciembre.

No me gusta tanto silencio, tanta sordera… parece que el tiempo se detiene. Ver llenarse de agua los ojos de los ancianos que con nostalgia recuerdan que alguna vez fueron felices en sus decenas de noches de Navidad…

La prisa por ser y estar… rafageados por la melancolía. Unos más duros con ellos mismos, otros demasiado sensibles, tanto que sonamos a cursos.

La Ciudad de México se sostiene con hilos de hierro inquebrantable como esperándome siempre, pero llena de humo… de ese humo que lanzan los cohetes que quizá al tronarse nos hacen sentir  que sí, que estamos un poquito más vivos…

Las luces navideñas que parece que nos olvidan conforme va transcurriendo la Nochebuena. Y luego la Navidad con su sombría esperanza de quien se aferra a creer que hay alguien arriba que nos cuida u nos ama infinitamente.

Particularmente me siento drenada por la Navidad y contradictoriamente no quisiera que se terminara nunca. Es un querer creer que con la gente que estuve algo les habré dejado en sus vidas. Es abrazar la posibilidad de que vendrá otra Navidad donde las luces nunca se apagarán.

Gracias a SDPnoticias por permitirme escribir de algo que quizá nadie lee hoy, pero me hace sentir que soy leída en un día tan luminoso como melancólico.

Agradecer no solo a quien me lee hoy  a quien hace posible que en un día de Navidad pueda ser leída. Gracias a los editores, a cada persona que esto sea posible.

Lamento no haber soñado más alegre o positiva en un día como hoy. La nostalgia me nubla la vista y los recuerdos se me agolpan y todo en unas cuantas horas.

Es demasiado. Pero mañana, si hay ese mañana una ilusión habrá de volver a renacer.

Es cuanto.

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