La intolerancia a la disidencia: despido en la SEMARNAT por un no repost

El reciente despido de Adrián Pedrozo Acuña, director del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), por no retuitear una defensa pública de la secretaria de medio ambiente, Alicia Bárcena, plantea serias interrogantes sobre la libertad de expresión y la profesionalidad en la administración pública mexicana. Según un reportaje de la Revista Etcétera, Pedrozo fue presionado a renunciar tras abstenerse de compartir en sus redes sociales un tuit en el que Bárcena se deslindaba de la controversia generada por su asistencia a la también polémica boda en el Museo Nacional de Arte (MUNAL), donde uno de sus funcionarios en la Secretaría de Relaciones Exteriores, hizo un uso incorrecto del inmueble para celebrar su enlace.

Este incidente refleja una preocupante tendencia hacia la imposición de lealtades personales por encima de la competencia profesional y la autonomía de criterio. Pedrozo, nombrado por el presidente López Obrador por su destacada trayectoria académica y ratificado en su cargo durante la transición al gobierno de Claudia Sheinbaum, es reconocido por su labor en investigación sobre riesgos hidrometeorológicos y desarrollo sostenible. Su destitución, aparentemente motivada por no participar en una campaña de apoyo personal a Bárcena en sus redes sociales, sugiere que las consideraciones políticas están eclipsando la meritocracia y la independencia profesional en las instituciones públicas.

La exigencia de que funcionarios hagan repost a mensajes para respaldar a superiores jerárquicos no solo es una práctica cuestionable, sino que también erosiona la confianza en la imparcialidad y objetividad, que deben caracterizar al servicio público. La libertad de expresión implica también el derecho a no expresar apoyo en situaciones que no competen al ámbito profesional de los funcionarios. La presión para manifestar públicamente lealtades personales compromete la integridad de las instituciones y de quienes las integran.

Este caso también pone de relieve la falta de separación entre la vida personal y profesional de los servidores públicos. La asistencia de Bárcena a un evento social en el MUNAL, que derivó en críticas y en la posterior solicitud de apoyo público por parte de sus subordinados, evidencia una confusión de roles que puede minar la credibilidad y la confianza en las instituciones. Es fundamental que los funcionarios mantengan una clara distinción entre sus actividades personales y sus responsabilidades oficiales para preservar la integridad de las dependencias gubernamentales.

La reacción de Bárcena ante las críticas, solicitando la renuncia de Pedrozo por no respaldarla públicamente, envía un mensaje preocupante sobre la tolerancia a la disidencia y la diversidad de opiniones dentro del gobierno. La democracia se fortalece con el debate abierto y la coexistencia de múltiples perspectivas; sin embargo, acciones como esta sugieren una tendencia hacia la homogeneización del pensamiento y la represión de voces independientes.

Es imperativo que las autoridades reflexionen sobre las implicaciones de este tipo de decisiones y promuevan un ambiente donde la libertad de expresión y la profesionalidad sean valores fundamentales. La destitución de un funcionario competente por no participar en una muestra pública de apoyo personal no solo es injusta, sino que también sienta un precedente peligroso para la gestión pública en México. La administración pública debe centrarse en la eficiencia, la transparencia y el servicio a la ciudadanía, evitando prácticas que fomenten la lealtad ciega y el culto a la personalidad.

En conclusión, el caso de Adrián Pedrozo Acuña es un llamado de atención sobre la necesidad de respetar la autonomía profesional y la libertad de expresión dentro del servicio público. Las instituciones deben velar por la competencia y la integridad de sus funcionarios, garantizando que las decisiones se basen en méritos y no en lealtades personales. Solo así se podrá construir una administración pública sólida, imparcial y verdaderamente al servicio de la sociedad mexicana.

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