¿Los programas sociales no van tras votos? ¿En serio?

Con el inicio de las precampañas presidenciales (un lector no precisamente versado en la ley electoral difícilmente podría ver la diferencia entre una campaña y una precampaña) la candidata oficialista Claudia Sheinbaum inició hace unos días una serie de spots televisivos en los que busca presentarse como la seguridad de la continuidad de la 4T. Y lo ha hecho bien, pues sabe que su discurso está respaldado por un presidente sobremanera popular.

Sin embargo, conviene subrayar uno de los elementos mencionados en uno de sus spots. La candidata asegura que “en el pasado los programas sociales se utilizaban a cambio de votos, había intermediarios y mucha corrupción” en una clara alusión a la pensión de adultos mayores y otros programas claramente identificados con la 4T y que colocan a AMLO en la cima de su popularidad.

En este contexto, yo quisiera referirme a aquella polémica declaración hecha por AMLO a principios de este año. En plena mañanera, el presidente dijo: “Ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya se sabe que cuando se necesita defender a la 4T se cuenta con el apoyo de ellos, no así con sectores de clase media, ni con los de arriba… no es un asunto personal, es un asunto de estrategia política”.

AMLO, populista confeso, aceptó ante las cámaras que los programas sociales no son más que una estrategia política para que los pobres apoyen a la autoproclamada 4T. Es decir, cooptarles, ganar sus votos y mantener a su partido en el poder.

En otras palabras, en opinión del propio presidente AMLO, los programas sociales forman parte de una artimaña política dirigida a generar clientelas electorales. Sin embargo, en días pasados, en su spot, Claudia busca hacer creer a los mexicanos que aquellas estratagemas son cosa del pasado, y que la 4T es diferente a las prácticas de antaño ejercidas por el PRI. ¿No ve el lector una clarísima contradicción entre los hechos y las declaraciones del presidente y lo que la campaña de Sheinbaum busca hacer pensar al electorado?

En suma, Claudia Sheinbaum pretende, a pesar de las polémicas declaraciones hechas por su padre político en el pasado, presentar a los programas sociales como una política lejana a cualquier interés partidista. Nada más apartado de los hechos y de la realidad. Se trata, a todas luces, de una artimaña política dirigida a convencer a los mexicanos que son ellos – Morena- los grandes benefactores del pueblo de México.

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