Ni Milei ni AMLO. Se necesita algo más

La reciente victoria de Javier Milei como presidente de Argentina ha hecho resurgir el debate en torno a cuál es el sistema ideológico y económico que más conviene a las naciones. Mientras algunos pugnan por el llamado “populismo de derecha” representado por personajes como Milei o Jaír Bolsonaro, otros se decantan por el “el populismo de izquierda”, hecho realidad por hombres como AMLO, Lula, Maduro, los peronistas, entre otros.

No. Ninguno es la mejor opción. El populismo de derecha propugna el desmantelamiento del Estado, o al menos, de algunas de sus funciones y ministerios, con el propósito de ceder el total control de la economía a los privados. Buscan, entre otros elementos, reducir a las autoridades públicas a su mínima expresión.

Así ha sido ciertamente el caso de Javier Milei, quien, en un polémico video, ejemplifica cómo eliminará dependencias del Estado. El argentino, al igual que todos los que abrazan estas teorías “libertarias”, muestran un profundo desdén hacia los postulados de los economistas modernos y hacia los consensos en torno a la inmediata necesidad de robustecer al Estado frente a los privados con miras a combatir la pobreza y la desigualdad.

Milei y otros son, por tanto, una nefasta receta para la resolución de los grandes problemas que aquejan a America Latina. Los “populistas de derecha”, lejos de representar una opción viable hacia el futuro, amenazan con la puesta en marcha de un sistema que provocaría el agudizamiento de las problemáticas estructurales.

Sin embargo, el “populismo de izquierda” tampoco representa una salida a los problemas. Sin la voluntad de irnos más lejos, miremos a AMLO. Al lado de otros personajes de la “izquierda” latinoamericana, el presidente mexicano ha implementado políticas sin visión de Estado, con el único objetivo de crear clientelas electorales.

El presidente mexicano, quien se dice decidido a desmantelar el sistema neoliberal, ha optado por recetas estatistas previas a los consensos de los ochenta que si bien se presentan en favor de una mayor intervención del Estado, no articulan verdadera estrategias de Estado.

Sobre este último punto, si bien es necesaria la intervención pública, ésta no debe reducirse a la política social, sino que debe ir acompañada de una estrategia sustentada por una mayor inversión pública en temas como educación y salud.

En suma, el mundo, y muy en particular, la región latinoamericana, clama a gritos hombres y mujeres genuinamente comprometidos con las causas de la mayoría que sean capaces de articular políticas de Estado que se traduzcan en cambios reales para las mayorías. Para desgracia de nuestra región, las opciones políticas latinoamericanas se han reducido a personajes como Milei o AMLO. Difícilmente ofrecerán soluciones.

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