Un segundo aire en Santa María la Ribera

¡Bienvenidos amantes de la gastronomía! Si en la Ciudad de México hay una colonia que merezca el adjetivo de señorial, esta sin duda es la Santa María la Ribera, cuyo trazo comenzó en el año 1859, cuando comenzaron a dividir los terrenos que conformaban la antigua Hacienda de La Teja, que fuera originalmente un asentamiento que pertenecía a frailes Agustinos, donde tenían una gran parcela desde 1577.

Posteriormente esas vastas tierras fueron adquiridas por Don Pedro de Villalegua, en 1629, quien le puso el nombre de “Hacienda Villalegua”. A mediados del siglo XIX los terrenos fueron adquiridos por una sociedad, y cambió su nombre a Hacienda de la Teja.

Es así como la gente de dinero comenzó a salir del problemático centro histórico, para mudarse a una colonia “moderna” que contaba con su propia plaza central; gracias al impulso del porfiriato es que comenzaron a edificarse varias casas señoriales, con una clara e importante influencia europea, sobre todo de la arquitectura francesa, aunque también hay ejemplos de estilos de arquitectura inglesa, italiana y alemana.

Después de la Revolución mexicana, la colonia cayó en desgracia, pues sus habitantes optaron por irse a otras colonias como Polanco, o la recién inaugurada “Chapultepec Heights”, ahora conocida como Lomas de Chapultepec.

Varias décadas después, esta colonia se ha ido convirtiendo en un “hot spot” para la gastronomía. Muchos sabemos que las nuevas propuestas culinarias se pueden encontrar en la Roma, en la Condesa, o también en Polanco, que es otro punto importante; pero de un tiempo para acá, la Santa María la Ribera está cada vez más “en el candelero gastronómico”.

Uno de esos lugares que es un “must” acudir es “Xuva’ Restaurante”, una gran opción de comida oaxaqueña a cargo del chef Juan Aquino; gracias a que sus raíces son mixtecas, y está decidido a resaltar la cocina, los ingredientes, las técnicas y las recetas milenarias. Lo mejor es que su menú es de temporada, y cambia con las estaciones del año, lo que permite probar una gran variedad de platillos.

Nos ofrece mole negro, flor de calabaza, cempasúchil, tasajo, pero transformados en hermosos platillos de autor, y en el lugar además se puede disfrutar de un buen mezcal oaxaqueño. Se ubica en la calle de Salvador Díaz Mirón 128, cuyo patio interior es precioso.

Pero en la zona no nada más podemos encontrar comida mexicana, también hay otras opciones, y un lugar que es digno de visitar es sin dudas “María Ciento38″, ubicado en la calle de Santa María la Ribera 138.

El lugar es divino, elegante y acogedor al mismo tiempo; está dentro del patio de una de las casonas señoriales, y cuenta con una terraza muy coqueta para ir en una escapada con una pareja. Su propuesta es comida siciliana, de la mano de la “nonna” Antonietta Di Pasquale, encargada de la creación del menú de comida italiana con sabor de hogar.

Podemos encontrar los sabores del Mediterráneo, desde risottos, fruti de mare, pizzas, calzone, ensaladas, pastas e incluso cortes de carnes, y ni hablemos de los postres que nos alegran el alma, el clásico tiramisú, torta de ricotta, panna cotta, cannolo siciliano y los gelatos que no pueden faltar.

Es de destacar la gran carta de vinos italianos que tienen, ya sea por copa o por botella: biancos, rossos o rosatto; también cuentan con una interesante opción de vinos mexicanos.

Estas dos opciones por sí solas son un gran incentivo para ir a darse una vuelta y descubrir los nuevos lugares, y las propuestas gastronómicas que hay en una colonia con mucha historia detrás. Bon appetit.

Cat Soumeillera en X: @CSoumeillera

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