¿Nos echarán del T-MEC?

Canadá ya encendió las alarmas: los primeros ministros de Alberta y de Ontario, Danielle Smith y Doug Ford, respectivamente, están hartos de que México consuma indiscriminadamente productos y mercancías chinos, cuando se supone que nuestro país tiene firmado, desde 1994, un tratado comercial con canadienses y estadounidenses encaminado a consolidar el bloque comercial Canadá-Estados Unidos-México.

Ambos políticos sugieren que debido a las pocas o nulas restricciones que no ponemos aquí a las mercancías chinas lo más recomendable es excluirnos del T-MEC, porque por un lado estamos peleando con ellos por ser un socio en igualdad de condiciones y por el otro picandoles los ojos invitando a los chinos a invertir en México.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca presenta varios escenarios complejos para nuestro país, sobre todo con el tema económico porque, como ya lo anticipó el republicano durante sus actos de campaña, nos condicionará su apoyo como su principal socio comercial siempre y cuando la presidenta Claudia Sheinbaum y sus colaboradores sean capaces de presentarle a sus pares estadounidenses buenos resultados en los principales apartados de la agenda binacional: combate al narcotráfico, migración, asuntos medioambientales y la tan llevada y traída revisión (que, la verdad, huele a renegociación) del T-MEC, el tratado de libre comercio que nos emparenta con Canadá y EU.

Canadá y Estados Unidos están viendo un gravísimo problema: la inversión china en México está vaciando al sector manufacturero de nuestros dos principales socios comerciales, razón por la cual están sugiriendo la conveniencia de un acuerdo bilateral y no trilateral.

Desde su perspectiva, México en un traspatio para automóviles, autopartes y otros productos chinos en los mercados canadiense y estadounidense, por lo que si nuestro país no endurece sus políticas igualando los aranceles canadienses y estadounidenses sobre las importaciones chinas, lo más probable es que acabarán por excluirnos del bloque económico más poderoso del mundo y eso nos obliga a ver la fotografía completa de este lío y tomar muy en serio sus implicancias, porque si seguimos guiñándole el ojo a los chinos, nuestros principales socios comerciales nos lo harán pagar muy caro echándonos del T-MEC y también forzándonos a negociar tratados de libre comercio por separado con Canadá y Estados Unidos.

Así las cosas, urge (pero en verdad ¡urge!) evitar el eventual desastre que se nos avecina.

 

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