AMLO y Lula… y Claudia, izquierdas sin los líos de Argentina, Colombia, España, Chile

España

Son conocidas las dificultades que enfrentó el PSOE para formar un gobierno. Pudo lograrlo gracias a pactos con el independentismo catalán. Pero esta situación ha movilizado a la derecha en todo el país, lo que se ha traducido en desgaste para los socialistas y un crecimiento en las mediciones de preferencias electorales de los partidos conservadores.

Así lo refleja una encuesta de noviembre de Simple Lógica publicada en elDiario.es: el PSOE perdió dos puntos en un mes, el PP tiene ahora una ventaja de más de cinco puntos y la ultraderecha de Vox frenó su caída y ha empatado en la tercera posición a la plataforma izquierdista Sumar.

La tarea no será sencilla para el nuevo gobierno, encabezado por Pedro Sánchez, que tendrá cuatro vicepresidentas, entre ellas Yolanda Díaz, líder de Sumar, partido que tiene otros cuatro ministerios y que ha marginado a Podemos, lo que anuncia nuevos enfrentamientos en la izquierda española.

Argentina

La ultraderecha ha destrozado al peronismo. “El miedo al presente fue muy superior que el miedo al futuro”, dijo el periodista Ricardo Kirschbaum, editor general del diario Clarín.

¿El gobierno de Javier Milei podrá llevar a Argentina a superar sus numerosas crisis? A partir de lo que ha enseñado el personaje tan parecido en sus extravagancias a Donald Trump, no se ve posible la recuperación en una nación hundida en el mar del desastre económico.

Inclusive el remedio podría estar resultando peor que la enfermedad. Pero, en cualquier escenario, lo cierto es que ganó el ultraderechista Milei porque la izquierda no supo gobernar. También en el Clarín, de Buenos Aires, el analista John Carlin analizó al impresentable ganador de las elecciones argentinas —y a otros como él— recordando las palabras de David Letterman, celebridad de la televisión estadounidense, quien afirmó en el año 2000, cuando competían en las elecciones presidenciales George W. Bush y Al Gore: “Creo que hablo por todo el mundo cuando digo que es una pena que solo uno de estos dos personajes va a perder”.

Como no podían perder los dos, en Argentina ganó el peor, el ultraderechista Javier Milei. Ocurrió porque el menos peor, Sergio Massa, participó en las administraciones de izquierda que causaron la catástrofe económica de ese país.

Chile

Habrá elecciones presidenciales chilenas en noviembre de 2025. Si sigue cayendo la popularidad del actual presidente, Gabriel Boric, la izquierda perderá el gobierno que ahora controla.

En democracia la popularidad si no lo es todo, es casi todo: la aprobación del pueblo determina el nivel de la reputación y el prestigio de quienes gobiernan.

En las últimas encuestas aplicadas en Chile al presidente Boric lo aprueba poco más del 30% de la gente. Lo más lamentable no es eso, sino que —menciono los datos de un estudio de Cadem— solo el 22% ve con optimismo el futuro de ese país, el nivel más bajo desde 2015.

Colombia

No todo lo ha perdido la izquierda colombiana, pero los pronósticos no son buenos para el 2026. Como Gabriel Boric en Chile, la aprobación del presidente de Colombia, Gustavo Petro, anda a la baja, sensiblemente a la baja.

La revista Semana ha dicho que no es anormal que se haya adelantado el proceso electoral presidencial en Colombia, pero ahora hay una diferencia: “Esta vez llegó al poder un gobierno de izquierda que no ha podido hacer los cambios prometidos en poco tiempo; por el contrario, el primer año fue una seguidilla de escándalos suficientemente documentados”.

Además de los escándalos que han afectado a gente cercana a Petro, aparece en el panorama como problema muy serio de la izquierda colombiana el descontento “relacionado con el bolsillo de los colombianos”. Los precios de la gasolina y la canasta familiar, además de “la posibilidad de un apagón y unas reformas que generan más dudas que certezas, están abriéndoles el camino a varios dirigentes que ya se lanzaron al ruedo y a otros que lo harán en 2024, cuando dejen sus cargos”.

Un sondeo reciente de Datexco, realizado entre el 8 y el 10 de noviembre, encontró un aumento en el nivel de desaprobación de Petro, que ya está en 64%. Solo un 29% lo aprueba.

Trump y Bolsonaro

Joe Biden no es un político de izquierda, pero comparado con Donald Trump hasta parece filósofo marxista. El próximo año Biden podría perder la presidencia de Estados Unidos frente a Trump, en lo que sería un preocupante regreso de la peor ultraderecha al gobierno de ese país.

En Brasil, Jair Bolsonaro sueña con participar en las elecciones presidenciales de 2026, pero está inhabilitando o en vías de inhabilitación.

Como quiera que sea, ni siquiera a Bolsonaro le resultaría sencillo retar a la izquierda brasileña que tiene a un presidente como Lula con altos niveles de popularidad. Su aprobación es de 60%, según la encuestadora Quaest. Lo ha conseguido gracias sobre todo al éxito de su política económica.

Claudia, ¿solo con Lula de aliado en Latinoamérica en 2027?

La encuesta más reciente de De las Heras Demotecnia —aplicada en vivienda entre el 10 y el 13 de noviembre; 1 mil 400 casos— da a la candidata presidencial de Morena una ventaja de 52 puntos:

1º Con 66% de las preferencias electorales, Claudia Sheinbaum, de Morena, PT y Partido Verde.2º Con 14% de las preferencias electorales, Xóchitl Gálvez, de PRI, PAN y PRD.3º Con 6% de las preferencias electorales, Samuel García, de Movimiento Ciudadano.

El excelente resultado para Sheinbaum se debe, desde luego, a su propio trabajo, tanto en la jefatura de gobierno de la Ciudad de México como desde que ganó la contienda interna de Morena. Pero ella se ve imbatible también —y sobre todo— por la enorme popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, que se explica como en el caso de Lula por el buen desempeño de la economía. En la encuesta de De las Heras Demotecnia la aprobación de AMLO es de 79%, nunca vista al final de un periodo de gobierno.

Una pena que Claudia, a la mitad de su presidencia, muy probablemente estará solo con Lula en el grupo de gobernantes de izquierda en Latinoamérica. Es decir, gobernantes de países en los que se respetan las libertades; nada que ver con Venezuela, Cuba y otras miserias.

En Norteamérica la presidenta Sheinbaum probablemente tendrá que vérselas con el ultraderechista Trump, a quien por cierto AMLO supo domar. Supongo que ella aplicará la misma receta, que ojalá funcione.

En Europa, la presidenta de México podrá entenderse con un gobierno español progresista que ha dado lecciones de pragmatismo para seguir en el poder y a cuyo presidente supongo que pronto felicitarán quienes mandan en Morena.

Del trabajo de Claudia Sheinbaum dependerá que la gente no repita al final de su sexenio lo que dijo David Letterman de los candidatos Bush y Gore: “Una pena que solo uno de estos dos personajes va a perder”. Ahora, es un hecho, la mayoría en México no se arrepiente de que en 2018 haya habido un ganador, Andrés Manuel, y dos derrotados, los candidatos del PRI y del PAN, partidos casi en vías de extinción —¿qué otra cosa decir cuando tienen 14% entre ambos más el PRD?—.

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