Por nuestros hermanos de Acapulco

Cuando la población seguía lamiéndose las heridas tras el paso de Otis va a hacer ahora un año, en los últimos días el huracán John dejó de nuevo a Acapulco en la total sombra. John terminó con todo. La colonia San Agustín fue especialmente diezmada, aunque otras poblaciones quedaron igualmente damnificadas.

Y entonces, entre la admiración general, Acapulco y Guerrero comenzaron a renacer de sus propias cenizas.

El puerto es un pueblo de guerreros que se crece ante la adversidad, es un toro bravo al que le meten la puya una y otra y otra vez y se crece con el castigo. Porque la ciudad costera es de gente buena, trabajadora, con la mirada al frente, viendo el presente y el futuro, mirando hacia adelante para salir del hoyo en el que están. Así es Acapulco, así es Guerrero.

La primera salida de la presidenta Claudia Sheinbaum fue precisamente a la ciudad costera, fue algo positivo que la distinguió. En compañía de la gobernadora Evelyn Salgado subieron, bajaron, recorrieron cerros, visitaron hogares y dejaron el calor humano –que es el más importante de todos los calores–

La gobernadora del estado sureño, Evelyn Salgado, ha estado muy presente en estas fechas cruciales tras el paso de John por Guerrero. Y para el éxito es necesaria la presencia, la presencia física y la cercanía a la gente. Y eso sí se ha conseguido, aunque todavía falta por echar el resto.

Hay que hacerlo por Acapulco, hay que hacerlo por nuestros hermanos de Guerrero. Lo peor siempre puede ser lo mejor.

 

       @pelaez_alberto

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