Era su primer viaje de taxista, pero Jennifer nunca regresó

Jenyfer Román Moya, de 22 años, lleva  diez meses desaparecida y, a la fecha, sus padres, Erika Moya y David Román, aún la buscan “hasta el cansancio”, aunque la Fiscalía de Puebla solamente les da largas, acusan.

En entrevista para 24 HORAS Puebla, la madre de la víctima aseguró que Jeny desapareció mientras hacía su primer servicio como taxista, con cuatro personas a bordo, una de ellas, un bebé. El viaje era de Tecamachalco hacia Tepexi de Rodríguez y desde ese día su familia no ha podido saber nada de ella.

Erika Moya informó que, a pesar del tiempo transcurrido y las múltiples investigaciones, no hay avances significativos para dar con el paradero de su hija. Aseguró que las autoridades ministeriales les piden que esperen “porque esto lleva tiempo”.

“Fuimos a Puebla porque en Tecamachalco no nos dicen nada, pero fue igual porque nos dijeron que no hay indicio de donde buscar”, declaró. 

No obstante, el automóvil en el que Jeny realizaba el viaje ya fue localizado, así como los teléfonos celulares de las otras tres personas que le solicitaron el servicio de taxi.

Sin embargo, la FGE no tiene carpetas de investigación para localizar a las tres personas que abordaron el vehículo, ya que “nadie los ha reportado como desaparecidos”, aunque fueron registrados en la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado (CBP)

“El fiscal Badiola nos comentó que hay cosas que todavía no se pueden resolver porque no se tienen pistas, a pesar de que la carpeta de mi hija tiene siete tomos(…) nosotros estamos frustrados porque no nos dicen nada”, afirmó Erika Moya.

La solución que les dio la FGE, continuó, es que la familia se coordine con la CBP para solicitar cateos y labores de búsqueda, acciones que, dice, ya han realizado. 

BÚSQUEDA COLECTIVA

A mediados de septiembre, los padres de Jenyfer recorrieron Tepexi de Rodríguez y Santa Clara Huitziltepec, donde rastrearon durante tres días, acompañados por el Colectivo Voz de Los Desaparecidos y apoyados por la CBP. A pesar de los esfuerzos, no lograron dar con su paradero. 

Erika comentó que las familias de los no localizados acuden con la esperanza de “encontrar al menos a alguien”,  pues para ellos, un hallazgo, representa que los hijos o hijas de otra familia en la misma situación “podrían estar cerca”. 

 

 

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