Claudia Sheinbaum lidera un país, así como muchas mujeres lideran familias en México

El 1 de octubre de 2024, Claudia Sheinbaum asumió la presidencia de México, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar este cargo. Este momento no es solo un hito político; es un eco de las luchas, sacrificios y sueños de millones de mujeres que, en silencio y a menudo en la sombra, han liderado nuestras familias y comunidades. Su toma de posesión es un símbolo de esperanza, un faro que ilumina el camino hacia el futuro donde la voz de cada mujer resuena con fuerza y dignidad.

El liderazgo femenino: un legado de resiliencia

Claudia Sheinbaum no solo es una líder; es un reflejo de todas las mujeres que, durante años, han enfrentado adversidades con valentía. En un país donde el liderazgo ha sido predominantemente masculino, su ascenso representa la posibilidad de un cambio profundo. Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestran que en 1970 solo el 27 % de las mujeres participaban en la fuerza laboral; para 2022, esa cifra se acercó al 50%. Este crecimiento no solo habla de un cambio en el mercado laboral, sino también de un cambio en el corazón de nuestra sociedad, donde las mujeres han dejado de ser meras espectadoras para convertirse en protagonistas de su propia historia.

Piense en las madres solteras, viudas y profesionistas que, con amor y sacrificio, han levantado a sus hijos con sueños en los ojos y esperanza en el corazón. Estas palabras las escribo en virtud también de agradecimiento al ser hijo de una madre viuda y que vi con mis propios ojos el esfuerzo de todos los días para sacar adelante mis propios sueños, gracias a todo ese ahínco hoy en día me permite plasmar las palabras en este gran sitio, así como muchas mujeres lo hacen con sus familias, cada día estas mujeres se levantan antes del amanecer, luchando por un futuro mejor. Un estudio del Banco Mundial revela que el 21% de los hogares en México son lidereados por mujeres, quienes se convierten en el pilar sobre el que se sostiene la familia. Su esfuerzo, a menudo invisible, es el cimiento sobre el cual se construyen los sueños de nuevas generaciones.

Desigualdad salarial: un lamento que debe callarse

A pesar de los avances, la brecha salarial sigue siendo una herida abierta en nuestra sociedad. Con una diferencia del 18% entre hombres y mujeres, cada día se perpetúa una injusticia que ahoga los sueños de muchas. La llegada de Sheinbaum al poder debe resonar como un grito de esperanza. Debemos trabajar juntos para cerrar esta brecha y crear un entorno donde cada mujer sea valorada de manera justa, porque su esfuerzo merece ser reconocido. Con cada voz femenina que se alza, se desata un torrente de justicia que puede transformar vidas.

Hoy, las mujeres representan el 40% de los ahorros en las cuentas bancarias de acuerdo con los datos del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), un testimonio de su empoderamiento y la habilidad para planificar un futuro mejor. Cada peso ahorrado es una semilla plantada en el jardín de la esperanza, donde las generaciones venideras florecerán. Cuando una mujer ahorra, no solo asegura su futuro crea un legado de fortaleza y determinación que inspirará a sus hijos a luchar por sus propios sueños.

En mi opinión la toma de posesión de Claudia Sheinbaum es más que un evento político; es un grito de esperanza, un símbolo de que el futuro es femenino. Cada mujer en México es un hilo en el tejido de nuestra sociedad, la historia de México no solo esta escrita por hombres; esta impregnada del coraje y la resiliencia de todas aquellas que han luchado y continúan luchando por un mundo más justo.

Al mirar hacia el futuro, recordemos que el verdadero liderazgo se encuentra en a la capacidad de cada mujer para soñar, actuar y transformar. Que en este nuevo capitulo en historia de México sea un homenaje a todas ellas. Su lucha no ha sido en vano; cada paso dado ha sido un peldaño hacia la igualdad y cada lagrima derramada ha sido un testimonio de su valentía. Este sexenio es una oportunidad donde podemos construir un país donde la esperanza no sea solo un deseo, sino una realidad palpable.

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