¿Llegamos todas?

De los puntos más destacados en la prensa nacional e internacional que hay sobre la nueva Presidenta de la República es que es mujer. Y más allá de lo simbólico, la expectativa es que se resuelvan situaciones de rezago que se arrastran desde hace décadas.

La llegada de una mujer al poder no garantiza en automático un trato equitativo ni una mejora en la situación de género.

Sin embargo, después de la toma de protesta de Claudia Sheinbaum como Presidenta de la República, en su discurso frente a miles de personas en el Zócalo, delineó el plan para el siguiente gobierno.

En uno de los puntos, propuso un sistema nacional de cuidados. Empezará, además, con la creación de un centro de bienestar infantil para los hijos e hijas de las trabajadoras jornaleras del campo y la maquila en Ciudad Juárez, Chihuahua.

La propuesta fue una bocanada de aire fresco en una política pública sobre la que pesaron retrocesos en la administración pasada donde la línea fue desaparecer las estancias infantiles.

Esta política es una de las menos sobresalientes en los encabezados del día siguiente, pero puede ser, si se aplica correctamente, una de las que más impacto tendrá en más de un nivel y quizá una de las propuestas que marcarán una diferencia sustantiva en una Presidencia liderada por una mujer.

Según diversos estudios económicos la integración de las mujeres en el mercado laboral ayuda a la generación de riqueza, es uno de los factores que puede incidir en la disminución de violencias debido a la independencia económica que otorga y otros beneficios para el desarrollo social de un país.

La incorporación de las mujeres al mercado laboral beneficia, según los estudios académicos a la movilidad social, reduce brechas importantes en la pobreza laboral y mejora la dinámica en algunas familias.

Pese a ello, en América Latina en particular la dinámica para incorporar a las mujeres aún se encuentra muy rezagada. Solo 51% de las mujeres tienen una participación laboral, frente al 74.4% para el caso de los hombres.

Cuando nos enfocamos en el caso mexicano la cifra es aún más baja. De 41% frente a 82% de los hombres. La pandemia rezagó muchos de los avances que se habían logrado.

Tener un sistema de cuidados, en específico para los niños podría abrir la posibilidad de tener un trabajo remunerado para buena parte de la población.

Esto porque 77% de los hogares en México necesitan de alguien que  se  encargue  del  cuidado  de  infantes,  adolescentes  o personas  mayores  de  60  años  o  con  alguna  discapacidad, según cifras del Inegi, en la Encuesta Nacional del Sistema de Cuidados. En ese universo de hogares, quienes se hacen cargo de los cuidados, en el 75% de los casos, son las mujeres.

Y aquí la duda genuina: ¿que llegue una mujer, rompe el techo de cristal para todas?

Creo que una verdadera paridad tiene que arrastrar mucho más que solo la representación de una persona. Los pendientes son muchos, pero por algo se empieza.

 

      @Micmoya

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