¿Quién entiende a los nuevoleoneses?

IRREVERENTE

Les platico:

Un personaje de la política nacional es de esta idea. Yo también, y creo que muchos más piensan lo mismo.

Si la alcaldía de Monterrey es la “tumba política” para sus alcaldes, la gubernatura de Nuevo León ha sido ocupada en los últimos años por incapaces y corruptos, que NO ganaron las elecciones, sino que perdieron otros que eran mejores que ellos.

Anoche estuve en una reunión privada que inevitablemente se hará pública, por los comentarios ahí vertidos durante casi cuatro horas.

Fui el único periodista invitado.

Por respeto a sus anfitriones, no daré detalles sobre nombres mencionados y ubicaciones… por ahora, hasta no tener la venia de quienes lo organizaron.

Espero -aunque no confío- que sus muy contados asistentes cumplan con el protocolo no escrito que aplica para estos casos.

Corro el riesgo de que alguien filtre a otros medios o a las nefastas redes sociales, lo que ahí ocurrió.

“Noliace”, prefiero no ganar una “exclusiva”, a perder la confianza de quienes me honran con ella.

El título de mi artículo es algo de lo mucho que ahí se dijo. Quizá fue lo más pesado, pero hubo más.

Escribir en tales condiciones, con esas restricciones, obliga a tejer muy fino.

Voy a tratar de hacerlo.

¿Arre? ¡Arre!

Hemos tenido en Nuevo León a gobernadores del PRI, del PAN y a uno que nos vendió espejitos al precio de brillantes.

Llegó al poder por el bando independiente.

Y cuando creímos que había sido el peor en la historia, nos cayó otro, vestido estruendosa y estrepitosamente de color naranja, que tiene al Estado de cabeza, dividido, confrontado, endeudado hasta la madre y sumido en una lacerante inseguridad, pocas veces vista en estas sedientas comarcas del norte.

En las elecciones de esos dos, no se salva nadie.

Fallamos todos los sectores: los ciudadanos, los líderes cívicos, los políticos y hasta los empresarios, que presumen tener a su alcance recursos y conexiones.

Los dos últimos gobernadores manchan la imagen de NL

Uno hizo sus tropelías -y el segundo las sigue haciendo- con la connivencia del electorado.

Quienes se salvan de la quema son los que se abstuvieron de votar en las últimas dos elecciones estatales.

Pero el abstencionismo no construye democracias. Las destruye.

Cajón de Sartre:

“¿Nos va a seguir ocurriendo eso o ya aprendimos?”, pregunta la irreverente de mi Gaby, desde el colorido otoñal del Estado de Colorado.Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable Iván.No sin antes recordarles la apatía y valemadrismo de Samuel García, Miguel Treviño y los cuerpos consulares, tras el incidente de terror que sufrió uno de los técnicos extranjeros del grupo musical más famoso, Jonas Brothers, en las inmediaciones del hotel Aqua Vita de San Pedro Garza García, donde fue agredido por maleantes que operan impunemente en el otrora municipio más seguro de América.

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