Estados Unidos y China; crónica de una guerra anunciada

El pasado 19 de septiembre, el estado mayor de la marina norteamericana U.S. Navy, emitió un documento estratégico con el delicado título de ‘Documento para contrarrestar la agresión comunista de China en el Indo-pacífico’. El mismo, inicia señalando los preparativos para la posibilidad de una guerra con la República Popular China para 2027 afirmando que: “La Marina reconoce de manera enfática la necesidad de una fuerza más grande y letal… Para 2027, la Marina estará más preparada para el combate sostenido como parte de una fuerza conjunta y combinada, priorizando a la República Popular de China como el desafío principal y enfocándose en habilitar el ecosistema conjunto de combate”.

La crisis del estrecho de Taiwán ha sido el principal tema de la guerra fría que Estados Unidos mantiene con el gigante asiático desde que, en 1949, Chang Kai Shek, derrotado por Mao Tse Tung, cruzó el estrecho acompañado de 3 millones de soldados a la isla de Formosa declarando que ahí era la sede del gobierno de toda China, manteniendo viva la causa del partido nacionalista, Kuomitang, con el total apoyo del general Douglas McArthur, comandante en jefe de todas las fuerzas aliadas para el teatro del Pacífico y gobernador designado para el Japón ocupado. A través de la influencia de McArthur se logró que el gobierno de Chang fuera reconocido por las nacientes Naciones Unidas como el representante de toda China y que, el gobierno de Mao, a pesar de ocupar el territorio histórico de China y gobernar sobre más de 800 millones de habitantes, fuera reconocido como un régimen de facto.

Para garantizar la viabilidad del gobierno del Kuomitang, McArthur desplegó la séptima flota en el estrecho, y proveyó de una ingente cantidad de armas a los nacionalistas. Es importante destacar que, tanto Chang como Mao, proclamaban gobernar China, por lo que ambos gobiernos consideraban la isla de Formosa como parte de su territorio histórico.

Fue hasta principios de los años 70 que el presidente Nixon, por una gestión del gobernante mexicano Luis Echeverría, impulsó el reconocimiento de la China de Mao, con su respectivo asiento en el consejo de seguridad de la ONU; pero los americanos no abandonaron a sus aliados de Formosa que empezaron a distinguirse como una nación manufacturera que sellaba sus productos made in Taiwan.

En 1979, el Congreso norteamericano aprobó un acta especial que garantizaba a los taiwaneses que, si la China comunista intentaba invadir su territorio, Estados Unidos respondería con toda su capacidad militar para defenderlo pero, por otro lado, para evitar los vientos de independencia que ya muchos taiwaneses soplaban, Estados Unidos se adhirió a la llamada política de una sola China, que desconoce cualquier intento por parte de la isla de Formosa de constituirse en un Estado nacional autónomo. Lo anterior generó un status quo delicado pues, el estrecho de Taiwán es la ruta de tránsito de 30 millones de barriles de petróleo crudo al día, los cuales que surten el Indo-pacífico completo y que, si vieren su suministro suspendido, paralizarían en forma completa la producción industrial de esa enorme región del mundo.

Como respuesta al despliegue militar americano-taiwanés, los chinos declararon que un conjunto de atolones en el medio del océano internacional, eran parte de su territorio, y construyeron sobre 200 metros de roca 70 mil metros cuadrados de infraestructura militar sobre las llamadas islas Spratley y Paracel. Dicho atolón es disputado por Filipinas y Taiwán generando constantes roces por las flotas de todos esos países desplegadas en la zona.

En el año 2016, por primera vez el partido independentista dirigido por la presidenta de taiwanesa, Tsai Ing-Wen, alcanzó el poder en contra del Kuomitang poniendo en riesgo la política de una sola China, profundizando en Taiwán la idea de ser reconocido en el sistema internacional como una nación diferente. En ese contexto, el secretario general del partido comunista chino, Xi Jin Ping, decidió los preparativos para la guerra contra la isla, mismos que se vieron materializados con una masiva construcción naval, la ampliación de su arsenal nuclear y de nuevas tecnologías para los drones de uso militar. Mientras tanto, las capacidades tácticas del país comunista son mayores que las de sus oponentes por tener bases de abastecimiento inmediatas, pudiendo recurrir a unidades terrestres de apoyo, lo que fue reconocido en un informe del pasado mes de julio y publicado por el comité de defensa del Congreso de los Estados Unidos en el que podía leerse: “Las fuerzas armadas de Estados Unidos carecen, tanto de las habilidades, como de los recursos necesarios para garantizar que pueden disuadir a China y prevalecer contra ella en un combate formal”. El mismo informe señala que todo indica que China incrementará su comportamiento hostil normalizando actitudes ilegales en torno a Taiwán mientras aprovecha la falta de capacidades tácticas de Estados Unidos buscando disuadirlo, concluyendo que es indispensable integrar capacidades robóticas y autónomas probadas a la brevedad posible. En el informe se puede leer: “Para 2027, integraremos sistemas robóticos y autónomos probados para uso rutinario por los comandantes que los emplearán”. El propio documento establece la mecánica de trabajo para garantizar las cadenas de suministro y también una visión en la que todas las sedes de la flota en el servicio, contarán con sus propios centros de operaciones marítimas (teniendo con ello capacidades de reacción y mando propias).

La actual situación de guerra fría entre China y Estados Unidos es el resultado de una continuada y creciente tensión entre ambos países con capacidades nucleares instaladas y vigentes.

Prospectivamente es esperable que 2027 depare los primeros encontronazos en la zona del mar de China meridional y que Taiwán pudiera ser invadido a principio o mediados de 2028, escenario este que implica el llamado a las alianzas internacionales de ambas potencias y, de manera altamente probable (alrededor de 75%), el inicio de una guerra nuclear táctica que implicaría a Japón y la India peleando del lado norteamericano.

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