Los Diablos hacen arder la LMB

A diez años de su última campaña en la pelota caliente mexicana y tras haber ganado con barrida en la última llave de la temporada, los Diablos Rojos del México se proclamaron campeones de la Liga Mexicana de Beisbol, tras vencer en el cuarto juego a los Sultanes de Monterrey 4-0 y con ello se adjudicaron su título de liga número 17 en su historia.

 

Sin encontrar resistencia en el equipo regiomontano, Diablos cumplió con la tarea este lunes en el Estadio Mobil Super, para dar por concluida la sequía sin títulos en la liga más importante de beisbol en México y confirmar así su jerarquía como máxima franquicia dentro del país en dicho deporte.

 

El cuarto juego tuvo una resolución aparentemente rápida, con una producción ofensiva para el equipo dirigido por Lorenzo Bundy, a quienes les bastó con un primer inning de juego para hacerse con la diferencia en el marcador.

 

Después de dos hits conectados ante Franklin Barreto y Robinson Canó, fue José Marmolejos el indicado para castigar un pésimo inicio de partido por parte de Julio Teherán, para conectar un cuadrangular el colombiano y con ello poner un 0-3 en el primer rollo del encuentro.

 

Un sencillo por parte de Arístides Aquino, dejó camino libre para que Juan Carlos Gamboa llegara a la zona deseada y dentro del mismo primer asalto concretara una cuarta carrera, que puso fin al pitcheo de Teherán sin lograr finalizar una sola entrada en la lomita, para ser sustituido por Jared Lakind.

 

En la labor de pitcheo de los Escarlatas, Brooks Hall tuvo una impecable labor como abridor, para hacerse con el triunfo individual del partido tras lanzar siete entradas y para ser relevado por Edwin Fierro en una entrada y dejarle el camino a Tomohiro Anraku como cerrador y pelotero encargado de sellar el campeonato para los Pingos.

 

Los Fantasmas Grises rompieron el cero en su registro con una carrera en la baja de la novena por parte de Ramiro Peña que le dio cierto dramatismo al cierre del encuentro y que continuó Jermaine Palacios con un segundo registro para los Sultanes, sin que fuese suficiente para evitar el título de los capitalinos en territorio ajeno.

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