Parlamento abierto y la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas

Leo en una nota publicada en SDPNoticias sobre la respuesta a los cuestionamientos que le hicieron al abogado Francisco Javier Peniche sobre la reducción de la jornada laboral a 40 horas. Entiendo que Peniche debe de ser abogado en cuestiones laborales, pero me parece que desconoce sobre el tema de productividad.

La productividad no tiene nada que ver con las horas trabajadas sino con la eficiencia de las operaciones al momento de hacer tal o cual labor. El decremento de las horas laborales no tiene que ver con la productividad en sí. La reducción de esas horas de trabajo pudiese traer como consecuencia una menor entrega de producto, pero habría que recordar que la productividad tiene que ver con el producto entregado entre las horas de trabajo utilizadas para elaborarlo.

Algo que también me pareció raro fue que comentará que la reducción de trabajo pudiera ser selectiva y no aplicaría a trabajadores que realizan trabajo remoto. Dijo que el grupo de personas que trabaja desde su casa no está inmerso dentro de los que pasan horas de su día trasladándose a sus trabajos.

Si aplicáramos principios básicos de contabilidad de costos, el abogado Peniche nos está diciendo que lo que trabaja una persona desde casa cuesta menos que lo que trabaja una persona desde una oficina o centro de trabajo. No recuerdo en mi vida laboral algún trabajo que me pagará por el tiempo de traslado desde mi casa hacia el trabajo y viceversa. No es lógico de ninguna manera que una persona que puede trabajar desde casa tenga que trabajar más horas que los que tienen que ir a una oficina.

No se necesitan tantos foros para entender lo que pasará cuando se reduzca (si es que se reduce) la jornada laboral. Pensemos de manera lógica y sencilla.

– Las empresas de manufactura aumentarían su costo de producción porque en lugar de trabajar jornadas de 6 días en 52 semanas, trabajarían 5 días en esas 52 semanas, 52 días menos al año.

– Las empresas de servicio tendrían una afectación similar.

Las empresas tendrían que pagar el mismo salario por menos días de trabajo aumentando sus costos de producción en algún porcentaje. Álvaro García Parga, directivo de la Concamin, expuso que con la iniciativa se podría reducir la capacidad de producción hasta en un 17%. Es aquí donde tienen que entrar los diferentes equipos administrativos de las compañías para cuadrar una nueva ecuación de productividad. Los ingenieros industriales, los contadores y la gente de RH se tienen que sentar para balancear la ecuación y entender cómo obtener los mismos o mejores resultados con menos horas de trabajo. Soluciones hay muchas, solo hay que pensarlo bien para que sean implementadas de la manera correcta.

Personalmente, así como han dicho que muchas cosas en el mundo se han modernizado, en México se tienen que actualizar muchas cosas en materia laboral para ser tanto o más eficientes que en los países donde tienen jornadas de trabajo laborales similares a las que se propone. En otros países se tienen jornadas de trabajo de 40 horas y además se perciben mejores salarios, ¿Qué le falta a México para llegar a esos números? Voluntad, inteligencia y ganas de arrastrar el lápiz para lograr esto.

Los beneficios de una jornada laboral reducida son muchos, desde una mejor salud mental y física de los trabajadores hasta un aumento en el consumo de muchos productos. Las empresas y sus dueños deberían de empezar ya a buscar estas soluciones.

Del lado de los trabajadores hay voces que dicen que no quieren trabajar menos horas, sino ganar mejor por las horas trabajadas. Al final es responsabilidad de los dueños de las compañías buscar la mejor solución para todos y que esto sea, por fin, en beneficio de los trabajadores.

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