Los fracasos del 2025

Ayer, uno de los rasgos más importantes de nuestra columna, fue poner sobre la mesa algunos nombres que, en sí, han destacado por su labor. Eso, desde luego, tiene una plena justificación en las encuestas de opinión que evalúan el desempeño de cada uno de los actores de la vida pública de México. Todo eso nos ha dejado claro que hay, entre muchos aspectos más, un compromiso con las causas. En primer lugar, sobra decir, citamos a la presidenta Claudia Sheinbaum. Efectivamente, la jefa de Estado ha sabido mantenerse en el mejor nivel pese a los incesantes ataques que ha propagado, orquestado y financiado la propia oposición. Tengo la impresión, en especial ahora que entramos en una fase de definiciones por los espacios de participación, que esa misma narrativa que esparce la derecha la seguiremos viendo con mucho más fuerza.

El desmoronamiento de la oposición se debe, claro está, a la falta de propuestas y la elaboración de un proyecto de nación. La confrontación con la presidenta no es, al menos ahora, una solución que les haga ganar adeptos a la causa. Es todo un desafío para la oposición poder encontrar alguna rendija para conseguir terreno. No podemos hablar de que hayan logrado su cometido. Lo que sigue motivándolos es, en definitiva, los altos índices de aprobación de Claudia. La derecha, efectivamente, no sabe qué hacer ni cómo reaccionar ante la solidez de un movimiento que ha dado un salto definitivo a la consagración. Por eso la contraparte, que se ha enfocado en darle promoción a figuras que no están en el nivel que se necesita para hacer frente al dominante paso de la mandataria, sigue fracasando en el intento.

El anuncio de la supuesta irrupción de Ricardo Salinas, desde luego, no cautivó a nadie. Ya la dirigencia del PAN, en reiteradas entrevistas, ha dicho que él, para los planes presidenciales, entra en esa lista de actores que, desde todas las perspectivas, se han ganado el repudio del grueso de la población. Lo peor de todo es que la derecha, ilusa como siempre, cree que puede encontrar la panacea para perseguir la utopía de ganar la presidencia de la República. Por supuesto que las elecciones se ganan con votos. El punto es que, para ello, el PRIAN sigue sin penetrar en el ánimo social. Sigue habiendo un disgusto por ellos. Prometieron depurar las malas prácticas y enfocarse en una agenda estrictamente ciudadana. Hasta ahora no hemos visto un activismo real en las calles y espacios públicos. No saben hacer otra cosa que atacar a la presidenta en las mesas de análisis y programas a modo. Televisión Azteca, por ejemplo, se ha convertido en el principal órgano golpista. Por eso las personas han perdido interés en su programación y contenido. Es, sin ir más lejos, una muestra más de los fracasos del conservadurismo en 2025.

Otros de los fracasos, que cada vez tiene poco efecto, son los posicionamientos de Jorge Romero y Alejandro Moreno. De entrada, como sabemos, falló rotundamente la sociedad que formaron en las pasadas elecciones. Ellos, que fueron duramente castigados por el electorado, siguen sin comprender esa parte tan sencilla. Resultó ser un fiasco esa dualidad que edificaron para, según ellos, hacerle frente al gobierno de la cuarta transformación. De ese modo, muy tarde se han dado cuenta que, por sí solos, hubieran conseguido mucho más, tal y como lo ha realizado Movimiento Ciudadano. Fallaron los cálculos en la derecha y, con ello, arrastran el desdén y la animadversión del colectivo. Se prevé que, con ello, caigan hasta el fondo de las preferencias en la carrera por las gubernaturas. El PRI, por sí solo, no ganará nada, ni siquiera un distrito federal de los 300 constituidos a lo largo y ancho del país.

Por eso la desesperación de Alito de construir un único frente social que aglutine a los adversarios de la cuarta transformación. Pero el pasado, que no se borra de la noche a la mañana, les sigue cobrando factura. El costo político, de hecho, sigue siendo tan profundo que, en una de esas, nos tocará presenciar el mismo revés que padeció el PRD. Es muy complicado reconstruir el camino para una derecha que, ilusamente, se emociona con el triunfo electoral de Chile. A diferencia de Sudamérica, por ejemplo, en México se vive otro clima distinto. La misma Claudia, desde las instituciones del Estado, se ha enfocado en atender el llamado del pueblo. La derecha debería saber que eso, por mucho, es lo que lleva por delante a la 4T.

Por supuesto que el mayor fracaso político de México en 2025 tiene nombre y apellido. Se llama oposición y sus liderazgos más visibles, especialmente porque su plan o estrategia, sin duda, se basa en las viejas prácticas de la guerra sucia que, de manera paradójica, fortalecen más a la presidenta Sheinbaum. De hecho, la suerte parece estar echada para ellos. El Pan, por ejemplo, caerá hasta la tercera o cuarta posición. Y del PRI, que no hay mucho que decir en términos de competitividad, puede ir al sótano de las posiciones o, mejor dicho, de los pronósticos que han ido adelantando las casas encuestadoras.

Ese espiral de fracasos y tropiezos, al menos para el PAN, les costará entregar las llaves del despacho de Querétaro y Chihuahua, donde Morena, con un paso galopante, va que vuela para ganar las elecciones para gobernador en 2027.

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