El pubis y los muebles de Taxco de Marilyn Monroe
Anna Freud, la hija del legendario Sigmund, tuvo algo que ver con la maravillosa Marilyn a partir de 1956. La analista personal de la actriz desde un año atrás, Marianne Kris (hija de Oskar Rie, amigo del psicoanalista austriaco), no puede viajar a Londres donde Monroe, a punto de una depresión nerviosa, rueda The Prince and the Showgirl (1957, Laurence Olivier, director y protagonista; este ha dado su testimonio sobre la inestabilidad crónica de la actriz durante la filmación), y en consecuencia, le aconseja visitar a su amiga Anna; la compleja hija de Freud: no deseada-deseada, psicoanalizada, entrenada, orientada-al-lesbianismo-por-el-padre, terapeuta infantil… Marilyn desaparece del set de filmación durante una semana: yace en el diván de Anna.
Anna pasea a Marilyn por su clínica de niños mientras esta le confiesa que ha leído La interpretación de los sueños (del viejo psicoanalista no psicoanalizado), y le ha interesado “El sueño de turbación por desnudez”. Planteado el carácter exhibicionista del soñante en el sueño (la soñante, en este caso), Anna diagnóstica: a la actriz le encanta desvestirse en público. La hija procede con el método del padre y, luego de ciertas pruebas, concluye que la actriz siente el deseo de un contacto sexual.
En los archivos del Centro Anna Freud en Londres, la ficha de Marilyn dice: Inestabilidad emocional; impulsividad exagerada; necesidad constante de aprobación exterior; intolerancia a la soledad; tendencia a las depresiones en caso de rechazo; paranoia con brotes de esquizofrenia. La bella rubia artificial retoma y concluye la filmación, regresa a Estados Unidos y envía un jugoso cheque a su Anna-lista.
Posteriormente, John Huston vislumbra un filme, Freud: The Secret Passion. El guion lo escribe Jean-Paul Sartre en su versión original; inconforme con los cortes hechos por el director, solicita ser excluido de los créditos. El director, que ya ha trabajado con ella (La jungla de asfalto, 1950; Los inadaptados, 1961), trata de convencer a Marilyn de interpretar a una paciente histérica, sin lograrlo.
En 1960, Norma Jeane –Marilyn– comienza sesiones con el joven Ralph Greenson, un freudiano formado en Viena (otro recomendado de Kris), su analista indispensable hasta el 5 de agosto de 1962, día de su muerte. Cito ahora al filósofo francés Michel Onfray, en cuyo extraordinario ensayo crítico Freud. El crepúsculo de un ídolo (2010), se encontrará la mayoría de los datos y todas las referencias psicoanalíticas aquí incluidas. Cuando Greenson aconsejó a Marilyn comprar una casa, “la actriz viajó a México para conseguir varios muebles iguales a los que había en el domicilio de su analista”, quien además logró que renunciara a filmar con Huston sobre Freud.
He leído recién un agradable texto de Ana Elena Mallet, “Marilyn Monroe y sus muebles de Taxco” (SDPnoticias; 04-11-11), acompañado con la famosa fotografía de Antonio Caballero que exhibe el atractivo pubis de la artista. Imagen que delata, además de la ausencia de calzones (dormía sólo con Chanel No. 5 en la piel), que no era rubia natural. Y estimula la curiosidad para indagar que la hermosa actriz no viajó a México solamente por visitar las locaciones de Luis Buñuel, la casa del Indio Fernández, valorar al talentoso y paradójico platero William Spratling en Taxco, recibir serenatas o disfrutar el folklore, sino sobre todo –atormentada como fue siempre la belleza de Niagara y Bus Stop, anhelando serenidad y deseando confirmar una y otra vez su propio talento-, por seguir al pie de la letra el consejo de su psicoanalista (interesante sería saber si Greenson y Spratling eran amigos o conocidos).
Greenson habría de ser considerado sospechoso de la muerte de Monroe pues, antes del momento final, sostuvo una larga conversación telefónica con ella, fue el último en verla con vida y fue el primero en constatar su deceso. Y así fue que los muebles de Taxco no serían disfrutados por quien no fue ni curada ni salvada por el psicoanálisis; otro caso fallido del freudismo. Por desgracia, se suicidaría o la suicidarían a sus tiernos 36 años.
Marilyn tuvo tiempo, no obstante, de heredar la cuarta parte de sus bienes y sus derechos de autor a Marianne Kris, quien a la vez nombraría heredera de su fortuna a la Fundación Anna Freud. Las regalías originadas por el mito cinematográfico engordan mensualmente las cuentas de la Fundación en Londres. Freud sigue haciendo dinero del diván.
El resto de la historia sobre los Freud y el freudismo, en próxima ocasión…
[Esa ocasión la abordé varios años después y desafortunadamente la dejé inconclusa publicando sólo II de varias partes; tal vez haya oportunidad de proseguir durante el año nuevo. Esta fue la parte primera: “De intuiciones: Sigmund Freud, ¿un hijo de la chingada? Nota sobre el psicoanalista y su crítico mayor (I)”].
P.d. En realidad, siempre se supo que Marilyn no era rubia natural. Necesidad de fantasías de la gente, eso es lo que es.
Noviembre 5 de 2011
“Lazy”, número interpretado por Marilyn en su película 23, There’s No Business Like Show Business (1954; Walter Lang, dir.), sobre el musical de Irving Berlin:
Y yo también tengo fotografías con Marilyn:
De la misma cinta dirigida por Lang, Marilyn canta y bailotea “After You Get What You Want, You Don’t Want It” (Después de conseguir lo que quieres, ya no lo quieres).
“Specialization”, de la película musical Let’s Make Love (1960; George Cukor, dir.)
Del mismo filme, “My Heart Belongs to Daddy”, completa pero con pobre definición:
Y un pequeño fragmento de la misma pieza, pero restaurada, sólo para tener una mejor definición del color y los perfiles:
Texto publicado originalmente el 5 de noviembre de 2011 en SDPnoticias. Como ha desaparecido de la web y el próximo año Marilyn Monroe cumple el centenario de haber nacido (1926-1962), se aprovecha ahora para su restitución; revisado, ilustrado y cine-sonorizado.
Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo