“México, extraordinario, bello, mágico”. Mil millones de personas lo escucharon

Busqué —y encontré— estimaciones acerca de cuántas personas, en TV y redes sociales, vieron a la presidenta Claudia Sheinbaum y escucharon sus palabras durante el sorteo del Mundial, evento que encabezó junto con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro de Canadá, Mark Carney.

Se estima que alrededor de 2 mil 500 millones de personas vieron todo el evento, o parte del mismo, en directo en televisión, en streaming, en videos cortos de redes sociales o en posteriores reproducciones en la TV.

Desde luego, no toda la audiencia vio el discurso de la presidenta de México, ni los mensajes de Trump o Carney. Pero ella llamó más la atención que los otros por dos factores:

(i) Claudia ha sido la primera presidenta de México y la única mujer entre tres importantes liderazgos, incluido el del gobernante más poderoso del mundo.

(ii) Su sobrio, simbólico, identitario y sin duda hermoso vestido no diseñado para las pasarelas de la moda, sino para homenajear las raíces del pueblo de México; leí en redes que no es un vestido elegido para decir: “Mírenme”, sino para mandar un mensaje muy distinto: “Miren de dónde venimos”. Por lo demás, siempre es una ventaja de las mujeres —cuando el machismo se hace a un lado, como fue el caso— que su ropa sea tan colorida, atractiva, deslumbrante, mientras que son francamente aburridos, por más elegantes que lleguen a parecer, los trajes oscuros de los hombres en las ceremonias formales.

Sobre esa base, el cálculo preliminar acerca de cuántas personas vieron a Claudia Sheinbaum es de 1 mil millones en todo el mundo.

1 mil millones escucharon, en español o en traducciones a los distintos idiomas lo que Claudia dijo sobre nuestra nación: “México es un país, extraordinario, bello, mágico”.

Lo más relevante no fueron las palabras de la presidenta Sheinbaum, sino que fue convincente al expresarlas. Hacía falta que el mundo viera al México verdadero, al México orgulloso del esplendor de su cultura, que por cierto, disfruta del juego de pelota desde tiempos ancestrales, como también expresó la presidenta frente a Trump y Carney para que lo supieran 1 mil millones de personas de todas las naciones.

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