Politizan hasta la próstata

Es curiosa la etimología de próstata. Según entiendo, alguien tradujo mal a Claudio Galeno Nicon de Pérgam. Este a la famosa glándula la llamaba παραστάτης (parastátēs), cuyo significado es ‘que está al lado’, ‘asistente’. Pero alguien se confundió al pasar del griego al latín yla rebautizó como προστάτης (prostátēs), que significa ‘el que está delante’, ‘jefe’ y hasta ‘presidente’.

Por tal motivo, la inteligencia artificial de Google mete la pata —se ve como una inteligencia muy pendeja— cuando habla de la etimología de próstata: “Proviene del griego antiguo ‘prostátēs’ (προστάτης), que significa ‘el que está delante’ o ‘el que está de pie al frente’. Este término era utilizado para referirse a una persona que ejercía una posición de liderazgo o autoridad, como un presidente o guardián”.

Próstata no tiene que ver con presidente, pero desde luego hay próstatas presidenciales. Alguna, la de Joe Biden, pasará a la historia de la ruindad de la política.

Leo en el Financial Times una nota acerca de la forma en que la próstata se ha politizado en Estados Unidos: “El diagnóstico de cáncer de Joe Biden provoca nuevos ataques de los republicanos estadounidenses”.

Como se sabe, se le detectó cáncer de próstata al expresidente. Y sí, tanto sus aliados demócratas como sus enemigos republicanos le enviaron mensajes de solidaridad, pero los últimos, como el vicepresidente JD Vance, aprovecharon para grillar a Biden: “Realmente necesitamos ser honestos sobre si el expresidente era capaz de hacer el trabajo”.

En México y en Estados Unidos, y en todo el mundo, peor que el cáncer de próstata —y que todos los cánceres— es la politiquería.

En México mataron a dos personas cercanas a la jefa de gobierno Clara Brugada y de inmediato la oposición se lanzó a hablar de “crimen de Estado”.

Sabía que el panista Ricardo Anaya está lejos de ser un hombre de principios, pero no pensé que fuera tan miserable. Y tan tonto: con sus palabras se exhibió como alguien absolutamente inmoral

Ha hecho lo correcto Jairo Calixto Albarrán, en Milenio, al rebautizar a Anaya: ya no se llama Riqui Riquín Canallín, sino Riqui Buitrín Canallín. Es que, de plano, el excandidato presidencial del PAN se ha visto carroñero.

Posdata: Más allá de la grilla, recomiendo a los adultos mayores analizarse la próstata. Lo he hecho, y lo volveré a hacer.

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