Metanfetaminas, riesgo real y juvenil

Mientras Estados Unidos reconoce el consumo, aunque no las causas de la extensa adicción y letalidad del fentanilo, una amplia porción del riesgo allá y en México está en el tráfico interno y la farmacodependencia juvenil provocada por las metanfetaminas.

En la última década, el mundo ha presenciado una transformación en el panorama de las drogas ilícitas, con el ascenso vertiginoso de las sustancias sintéticas y el criminal laboratorio transformador de los jóvenes en incipientes adictos y en individuos de prueba ante centenares de drogas nuevas diseñadas por los organismos delictivos.

Mientras el fentanilo capta la atención por su letalidad inmediata, las metanfetaminas representan una amenaza insidiosa, especialmente entre la juventud, debido a su alto potencial adictivo y efectos a largo plazo.

El fentanilo, este opioide sintético hasta 100 veces más potente que la morfina, generador de campañas donde antes se negaba su presencia, es tanto el principal responsable de las muertes por sobredosis en Estados Unidos como evidencia de la asimetría de las responsabilidades entre naciones y dentro de ellas de las diferentes audiencias y actores.

En contraste, las metanfetaminas no suelen causar muertes inmediatas por sobredosis, pero su impacto a largo plazo es también lamentablemente devastador. En México, el consumo de estas sustancias se ha extendido. De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, es la “droga de impacto” —causante de mayor adicción— en 28 estados, por encima de la mariguana.

Las y los jóvenes, especialmente entre 18 y 25 años, son los más afectados y enfrentan consecuencias como deterioro cognitivo, trastornos mentales y problemas físicos severos. Además, la producción local en laboratorios clandestinos ha incrementado su disponibilidad y bajado su precio.

En México, las metanfetaminas son un riesgo mayor respecto al fentanilo, ya puesto en el centro de atención por la Presidenta Claudia Sheinbaum. Desde la capital nacional, la jefa de Gobierno Clara Brugada despliega una política en favor de las y los jóvenes y el alejamiento de situaciones de riesgo que puedan conducir a las adicciones. Las familias, las iglesias y las corporaciones deben tomar su oportunidad de contribuir preventivamente para evitar el consumo problemático de drogas.

Hace 50 años, la heroína llevó a Richard Nixon a declarar por primera vez la “guerra contra las drogas”. La narrativa combinaba el combate al narcotráfico con el castigo penal al usuario.

Luego vino la cocaína, principalmente proveniente de Colombia, como sustancia predominante, y en los noventa un giro hacia los psicofármacos. La comercialización agresiva de opioides como la Oxicodona por parte de farmacéuticas dio origen a una nueva epidemia: la dependencia a medicamentos recetados.

El protagonismo mediático del fentanilo es una coartada aprovechada por los productores y distribuidores de metanfetaminas. El verdadero riesgo juvenil.

 

       @guerrerochipres

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