Caso Cuauhtémoc: …Y las presas defendieron al depredador

            La escena, vergonzosa y vergonzante, ya quedó ahí, para la posteridad. Indigna, ofende y repugna a las mujeres mexicanas: Un nutrido grupo de diputadas federales, en su mayoría morenistas, arropan, flanquean, rodean y protegen a un presunto abusador sexual mientras gritan a todo pulmón “¡No estás solo!, ¡estamos contigo!”. Y con esta acción demuestran lo que muchos ya sabíamos: Sólo son unas “Juanitas”.

No tienen poder de decisión. No tienen voz. Voto tampoco. Están ahí sólo para acatar órdenes. Línea directa con La Chingada. ¡Punto!

¿Qué pasó, señoras diputadas, no que estamos viviendo los días estelares del “gobierno más feminista de toda la historia”? Sí, ¡ajá!

Y no fueron una, ni dos, ni tres, ni cuatro, ni cinco… Fueron 104 diputadas de Morena las que decidieron darle la espalda a todas las mujeres que las apoyaron para que llegaran a San Lázaro para representarlas (sí, ¡cómo no!). Y junto a ellas 20 de sus aliadas (18 verdes y un par de petistas) y, para el salón de la infamia y la ignominia, otras 14 priistas (supuestamente opositoras) que respaldaron la aberración de que Cuauhtémoc Blanco Bravo mantenga su fuero para que la Fiscalía de Morelos se vea impedida de tocarlo con el petalo de una investigación con respecto a la presunta violación contra su media hermana Nidia Fabiola. O sea, de las 251 mujeres que hay en la actual Legislatura, un total de 138 agacharon la cabeza ante el patriarcado. ¡Muchas felicidades a todas ellas!

Sin embargo, como también es posible extraer algo positivo de todo este fango, vale la pena reconocer la postura de varias de nuestras legisladoras federales, pues en todo momento mostraron congruencia, valor, coraje y en ningún momento se dejaron intimidar por el machismo, la misoginia y las bajezas de muchos de sus “colegas” cuya pequeñez ni siquiera los hace merecedores de ser mencionados.

En lo particular aplaudo y reconozco lo que hicieron desde su trinchera la diputada guinda María Teresa Ealy Díaz y una veintena de sus compañeras, que bajo ninguna circunstancia se dejaron intimidar y presionar por su partido. Tienen muy en claro a quienes están representando y poseen la sensibilidad suficiente para entender que ellas son la voz de muchísimas mujeres violentadas. Ellas son el verdadero cambio generacional dentro de la política femenina.

Igualmente hay que destacar lo hecho por la diputada petista Lilia Aguilar Gil, quien supo conducir a casi todas sus compañeras de bancada (con excepción de un par) para hacerle saber a la aplanadora morenista que si bien es cierto que son aliados, en ningún lado existen letras chiquitas que las obliguen a actuar como alcahuetas. Para Lilia fue muy importante que las mujeres petistas votaran en congruencia con los principios de la 4T, pues la justicia se debe aplicar a todos, además de que el fuero no debe utilizarse para conseguir impunidad, por lo que el caso de Cuauhtémoc no debe tomarse a la ligera, ya que va más allá de la culpabilidad y de la inocencia. Es un tema de justicia.

Y sobre la vicecoordinadora del grupo parlamentario de Morena, Gabriela Jiménez, ya mejor ni hablemos. Ahí queda para la posteridad su enorme cobardía. Estaba más que decidida a apoyar el desafuero del exgobernador de Morelos, pero le asestaron un manotazo en el escritorio y acabó por abstenerse en la votación. ¡Qué vergüenza!

 

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