Durmiendo con el enemigo, o (lo que es lo mismo) con la oposición mediática
Sonora Power
Hoy lo que está en juego es la credibilidad de los medios de comunicación que han decidido irse con todo en contra del gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo.
El tema no es menor, crear una noticia fantasiosa que a todas luces excede todo límite de lo que aún en medio de la situación de violencia ha ocurrido en nuestro país en los años recientes tiene por intención minar la imagen de un gobierno que está por cumplir seis meses y que busca afianzarse en su posicionamiento ante los retos de la diplomacia internacional, la política interna, la seguridad y el impulso de la economía.
Lamentablemente los medios de comunicación con intereses corporativos, en su gran mayoría en México han decidido apostar en contra y van, en una retórica que pone en entredicho la misma viabilidad del mecanismo que ha dado pie a la existencia de sus medios.
La libertad expresión no es lo mismo que la libertad de inventar noticias, la libertad de expresión no puede dar pie a la amarillismo, al sensacionalismo; pero ante todo, no puede dar pie a que un grupo de comunicadores inventen una realidad alternativa y pretendan que el público que consume sus noticias, la crea a pie juntillas.
Titulares, como el horror del Rancho Izaguirre o cosas como el campo de exterminio y el Auschwitz mexicano, han excedido todo límite y hasta podrían ser graciosas por su exageración, si no fueran tan graves en lo que promueven en el fondo.
Queda claro que estamos hablando de esos mismos medios de comunicación y en particular, de esos mismos comunicadores que se han sentido agraviados por la nueva manera de comunicar de los gobiernos de la cuarta transformación, en donde se ha decidido prescindir de sus muy onerosos servicios, es decir, eliminar los mecanismos de pago por favores, pago por extorsiones y premio por adulación, que no es otra cosa que el célebre mecanismo del chayote que en el pasado dio tantas alegrías a esos comunicadores.
El sistema de los medios de comunicación en México ha cambiado y la circunstancia obliga a que esos medios de comunicación tengan la capacidad de renovarse o mueran en el intento.
Hay mucho espacio en términos de lo que es el desarrollo del ejercicio de comunicación, la opinión pública y la opinión publicada, para pretender persistir en un método que fue agotado hace por lo menos 25 años, sin embargo, esos periodistas, acostumbrados a apapacho, al lujo, al dispendio y a que no pasa nada si los agarran en la mentira, son un lastre que venimos arrastrando.
De hecho ese enfoque de que existe una oposición en los medios, no deja de representar un problema en sí para la viabilidad del país, ya que esos medios de comunicación no han vacilado en vender su versión de lo que ocurre desde su muy particular punto de vista que promueven en México a los ciudadanos que consumen su basura, pero también a los espectadores que desde el exterior están atentos a lo que pueda ocurrir en México.
Muchos de estos medios al incurrir en mentiras abiertas o verdades a medias, lo que han estado haciendo, es promover la perspectiva de la intervencionismo, de tal modo que dan herramientas y armas a las agencias de gobiernos extranjeros para que a partir de una realidad, fabricada, pretendan incidir en los asuntos que solamente competen a los mexicanos.
Pero eso no es todo, esos mismos medios, al promover la visión de un país comprometido, afectado por la situación de inseguridad, han dado argumentos al vecino país del norte y socio comercial de México para que persista en esta idea de que grandes partes del territorio nacional están controladas por el crimen organizado, y que es menester que se trate a esas organizaciones criminales como grupos terroristas y que por lo tanto sea deseable, incluso razonable que el ejército, marines, la CIA, la DEA, el FBI y las agencias que a usted se le ocurran intervengan en México.
Esa misma retórica es la que día con día promueven personajes como los senadores, Marko Cortez, Lilly Téllez, Alejandro Moreno Cárdenas y Ricardo Anaya desde el Senado, sin pensar en que están actuando en contra del interés nacional.
Lamentablemente, esa idea del periodismo extorsionador que tanto éxito tuvo en el pasado, es la que algunos medios de comunicación y sus periodistas persisten en promover, y claro, es evidente también que para persistir y sobrevivir tras seis años y medio es que han encontrado a sus promotores y patrocinadores; un medio de comunicación, un periodista, no pueden sobrevivir tanto tiempo sin tener ingresos alternativos, han encontrado un modus vivendi muy exitoso, en donde pueden golpear, pueden mentir, pueden manipular sin que nada ocurra, mucho menos sin que les afecte su cartera.
Peor todavía es si en los llamados medios públicos, esos periodistas golpeadores, manipuladores, mentirosos, siguen teniendo su refugio, pues ahí sí que cualquier lógica que queramos aplicar está perdida por pretender justificar una libertad de expresión, se ha caído en dormir con el enemigo.
Correspondencia a demiandu1@me.com | En X: @Demiandu