Justicia

El 18 de marzo de 2025 será registrado como el día en que México dio un paso definitivo para recuperar su soberanía energética. En el marco del 87 aniversario de la expropiación petrolera, la Presidenta Claudia Sheinbaum emitió los decretos que fortalecen a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), revirtiendo con ello décadas de despojo neoliberal.
Durante años nos hicieron creer que la participación del Estado en el sector energético era un obstáculo, y que la privatización traería inversión, eficiencia y beneficios. Pero la realidad fue muy distinta: los precios de los combustibles y la electricidad subieron, la deuda de Pemex se redujo y la capacidad de generación de la CFE disminuyó para favorecer a empresas privadas.
La mal llamada reforma energética aprobada en 2013, fue el último gran golpe, pues con ella se entregaron contratos a transnacionales, Pemex se dividió en filiales con la intención de vender cada una por separado y, pese a los precios históricos del petróleo, la deuda de la empresa creció hasta los 106 mil millones de dólares.
Hoy eso empieza a quedar atrás. Con las nuevas leyes secundarias, Pemex recupera su integración vertical, lo que significa que podrá operar de manera más eficiente sin los candados que se le impusieron para favorecer a particulares. La CFE también se fortalece, asegurando que la electricidad siga siendo un derecho, no un negocio para minorías.
La Presidenta expresó claramente que este es el mejor homenaje al general Lázaro Cárdenas y a la lucha del pueblo mexicano por su independencia energética. No se trata de una decisión ideológica, sino de un acto de justicia histórica y de responsabilidad con el futuro de la nación.
Nos quisieron convencer de que México no podía administrar sus propios recursos, pero lo que en realidad hicieron fue saquearlos. Hoy se está demostrando que, con visión y compromiso, el Estado puede jugar un papel clave en el desarrollo.
Las reformas aprobadas al respecto por el Congreso de la Unión no sólo recuperan a nuestras empresas estratégicas, sino que garantizan que la energía continúe siendo accesible, sustentable y soberana.
La autosuficiencia energética es un pilar de la soberanía nacional. No podemos depender de importaciones ni de decisiones extranjeras para garantizar el suministro de combustibles y electricidad a las familias mexicanas.
Por ello, fortalecer a Pemex y la CFE es más que una estrategia económica: se trata de una decisión de Estado que garantice estabilidad, desarrollo y bienestar para las futuras generaciones.
Con estas reformas, el Gobierno de la Cuarta Transformación demuestra, una vez más, que está del lado del pueblo mexicano y no de los intereses privados. Se acabaron los tiempos en que el patrimonio de la nación era entregado a unos cuantos.
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