Salinas Pliego, quien debe impuestos, insulta a Noroña, quien no debe nada
Si hay alguien ostentoso en redes sociales es Ricardo Salinas Pliego. Con frecuencia presume sus lujos: avión privado, casas de fin semana, helicóptero, yate, viajes. No son lujos normales —es decir, los de alguien de la clase media alta e inclusive alta pero que no llega a la categoría de las personas multimillonarias—. La opulencia del propietario de TV Azteca y Elektra es, pues eso: opulencia, sobreabundancia de dinero y de bienes costosos.
No es indebido que exhiba su riqueza. Quizá lo único criticable en el caso de Salinas Pliego es el mal gusto con el que lo hace. Pero, ni hablar, admitamos la legalidad de la presuntuosa nalquez de don Ricardo, quien se ha ganado con trabajo y creatividad empresarial lo mucho que posee.
No critico su excesivo poder económico, en lo que tiene de éticamente obtenido. Y aclaro que utilizo la palabra excesivo simple y sencillamente para expresar que su fortuna es enorme, una de las mayores en el mundo. Felicidades, lo envidio.
Dicho lo anterior ahora me pregunto por qué el señor Salinas Pliego, tan gastalón él, cuestiona al senador Gerardo Fernández Noroña por viajar en la clase ejecutiva de Air France. Esto de ninguna manera es un superlujo, de ahí mi pregunta.
El senador de Morena ha sido toda su vida un hombre relativamente modesto: inclusive pobre comparado con el dueño de TV Azteca. Noroña está lejos de ser rico, pero le alcanza con su salario para pagar de vez en cuando boletos de avión en la cabina business —él no podría pagar primera clase—.
Lo que Gerardo gana en el Senado mexicano le resulta suficiente para, de vez en cuando, irse de vacaciones con cierta comodidad. De hecho, suele hacerlo así Fernández Noroña, quien antes caía en el mal gusto de don Ricardo Salinas Pliego: presumir sus viajes —ya no lo hace, y qué bueno: ha dicho NO a la presuntuosa naquez—.
El caso es que Noroña no juega al fariseo: no se las da de pobre porque no lo es. Lo suyo son algunos pequeños lujos que puede pagar cualquier persona de la clase media mexicana.
Ayer o antier, supongo que cubierto el costo por el Senado, Gerardo Fernández Noroña viajó a Estrasburgo, Francia a una reunión oficial a la que fue invitado. No tiene nada de malo que el Senado haya pagado el avión y los viáticos. Me parece de lo más correcto que la institución en la que uno colabora financie los viajes de trabajo.
Pero Salinas Pliego ha dicho en redes sociales que Noroña es un parásito del Estado que vive de nuestros impuestos. Además de esta calumnia, con un apodo vulgar el empresario insultó al senador.
He subrayado lo que dice Salinas Pliego acerca de nuestros impuestos porque, como es bien conocido, el propietario de TV Azteca debe al Servicio de Administración Tributaria algunos pesillos: más o menos 63 mil millones de pesos de impuestos.
Noroña, por cierto, no debe impuestos. Y, sin duda, el senador no vive del dinero público. Lo que gana es de él: lo recibió como retribución por su trabajo.
Nadie acusa a Salinas Pliego de vivir del Estado porque ha ganado mucho dinero con concesiones públicas, las de sus televisoras, que por lo demás ha utilizado para defender sus intereses y su ideología, como a todos en México nos consta.